Antes de entrar a analizar a fondo el término caries, es necesario determinar que se trata de un sustantivo cuyo origen etimológico es latino. Se considera que la primera vez que fue utilizada fue allá por el siglo I a.C cuando el médico Aurelio Cornelio Celso. En concreto, este la usó para hacer mención a lo que era la corrosión de ciertas partes óseas del cuerpo del ser humano.
Se llama caries al daño que se produce localizadamente en un tejido duro. Por lo general el concepto hace referencia a la caries dentaria, que es la destrucción de los dientes generada por ciertas bacterias.
Los microorganismos que habitan en la boca forman la placa bacteriana o placa dental. Esta placa, con los restos de la comida que quedan en la boca, produce ácidos que desmineralizan y destruyen los tejidos de los dientes. Esta enfermedad provocada por la placa bacteriana recibe el nombre de caries.
En un primer momento, la caries afecta al esmalte del diente. Luego llega a la dentina y más tarde a la pulpa dentaria, inflamándola. Finalmente la enfermedad genera la necrosis de la pulpa. Si el diente afectado sigue sin ser tratado, puede provocar una periodontitis apical, un absceso dental y otros trastornos.
Existen muchos motivos que pueden derivar en la caries. A la falta de limpieza dental o a una limpieza deficiente se le puede sumar una predisposición genética, por ejemplo vinculada al nivel de pH de la saliva. Los alimentos con un alto contenido de azúcar también favorecen el desarrollo de la caries.
El tratamiento de la caries se desarrolla en dos etapas. En una primera aparte, el odontólogo debe eliminar el agente que provocó la infección junto a los tejidos que fueron afectados. Una vez hecho esto, tiene que restaurar el diente.
Para poder reducir los riesgos de sufrir caries, además de los consejos indicados, se hace necesario seguir otros tales como los siguientes:
-Evitar alimentos tales como las patatas fritas, las galletas y los dulces.
-Cepillarse los dientes, al menos, dos veces al día porque es la manera de conseguir acabar con la placa bacteriana de forma clara y contundente.
-Hacer utilización de hilo dental para poder llegar hasta aquellas zonas de los dientes a los que el cepillo no consigue llegar.
-De manera frecuente, se debe hacer uso también de enjuagues dentales que ayudarán a combatir la mencionada placa.
-Se considera que otra medida fundamental es llevar adelante una alimentación sana, completa y equilibrada. Nos estamos refiriendo a realizar una dieta donde tomen protagonismo tanto las frutas como las verduras, los productos frescos y de temporada…Además, es imprescindible evitar los picoteos entre horas, realizar cinco comidas al día, evitar la ingesta de zumos que sean de frutas muy ácidas y beber agua suficiente al día. En concreto, se determina que lo ideal es consumir entre 2 y 2,5 litros de agua diarios.
Para evitar la caries es necesario acudir al odontólogo de manera habitual. De todas formas, puede decirse que conservar una adecuada higiene bucal y reducir el consumo de bebidas y alimentos azucarados son dos medidas que suelen contribuir a la prevención de esta enfermedad.