El término conductismo nació a partir de la traducción de behaviorism, un vocablo inglés derivado de behavior (que se traduce como «conducta»). El concepto se emplea en el terreno de la psicología para aludir a la teoría que se basa en analizar el comportamiento de las personas sin considerar su interior ni sus pensamientos.
Estudio de la conducta
El conductismo, por lo tanto, es el estudio de la conducta. No se orienta a las cuestiones de la conciencia o de la mente, sino que apunta a la interacción de los individuos con su entorno.
Para el conductismo, los procesos cognitivos son propiedades de la conducta que incluyen respuestas sensoriales y lingüísticas. Estas reacciones deben indagarse de acuerdo al tipo específico de interacción.
El conductismo, en definitiva, dejó de lado la preponderancia del análisis introspectivo de los sentimientos, las emociones y los procesos de la mente. En cambio, privilegió el uso de métodos experimentales para estudiar, de forma objetiva, la conducta de los sujetos. Así fortaleció el vínculo entre la psicología y la biología, la química y otras ciencias.
Conductismo de Watson
Uno de los pioneros del conductismo fue John B. Watson, un psicólogo estadounidense nacido en 1878 y fallecido en 1958. Frente a la corriente psicológica centrada en el análisis de los fenómenos psíquicos a través de la introspección, Watson sostuvo que dichas experiencias, al no ser observables, no podían examinarse de manera científica.
De acuerdo al conductismo de Watson, el pensamiento, las emociones y el lenguaje pueden analizarse como cadenas de respuestas glandulares o musculares susceptibles de ser observadas y, por lo tanto, medidas. Basándose en una relación de estímulo-respuesta, este psicólogo afirmó que las reacciones emocionales son aprendidas por los seres humanos.
Noam Chomsky
El filósofo estadounidense Noam Chomsky, quien también se dedicó otras áreas tales como la lengua, la psicología y la antropología, fue uno de los más destacados críticos del conductismo. Su visión se puede encontrar en la revisión que hizo del libro Conducta verbal de B. F. Skinner, el cual propone una teoría para dar una explicación al modo en el que adquirimos el lenguaje durante nuestra infancia, basado en el condicionamiento y la posibilidad del reforzamiento. Chomsky no opina lo mismo, sino que se inclina por lo que se denomina gramática generativa.
En pocas palabras, este concepto de la lingüística propuesto por Chomsky hace referencia a un conjunto de reglas que nos sirven para predecir de manera acertada las combinaciones que exhiben las oraciones correctas desde un punto de vista gramatical. El científico estadounidense afirma que nuestro cerebro cuenta con un módulo genético que se especializa en la tarea de adquirir el lenguaje. Para ello, agrega que los animales no humanos no pueden entender ni hablar nuestro lenguaje, más allá de que se expongan a él durante mucho tiempo y reciban recompensas o reforzamientos.
Esta característica que Chomsky cree incuestionable en el resto de los animales la contrasta con la velocidad a la que los niños aprenden el lenguaje. Además, para rechazar las bases del conductismo que apoya Skinner, señala que deben existir mecanismos de tipo neurocognitivo que se hayan especializado en esta tarea a través de la evolución, ya que los niños se exponen a un gran número de culturas y ambientes diferentes que podrían confundirlo y dificultar el aprendizaje si se basara únicamente en los estímulos externos.
La neurociencia cognitiva
Ciertos autores de la neurociencia cognitiva también han expresado sus críticas al conductismo. Algunos de los más destacados son Gerald Edelman, John Pinel, Antonio Damasio, F. Javier Álvarez-Leefmans y Charles Randy Gallistel. Uno de los puntos que tratan con frecuencia es la búsqueda de una respuesta a preguntas referentes al lenguaje tales como «¿se hereda o se aprende?», «¿es un proceso psicológico o fisiológico?».