
Un conflicto social puede provocar el desplazamiento forzado de miles de personas.
Un conflicto social es un enfrentamiento generalizado o prolongado que se produce entre grupos de una comunidad cuyas necesidades o intereses resultan antagónicos. Esa discrepancia atenta contra la convivencia pacífica de la ciudadanía y afecta la estabilidad de la sociedad.
Cabe destacar que un conflicto es una disputa o una pelea. El adjetivo social, en tanto, alude a aquello vinculado a la sociedad: el conjunto de individuos que comparten una cultura y se organizan a partir de normas y reglas en común.
TemasSus causas
El conflicto social se produce cuando dos o más colectivos o agrupaciones se ven como rivales o incluso enemigos. Esto se debe a que hay una pugna por los recursos, el poder o los valores dominantes.
La desigualdad es una causa frecuente de lucha. Cuando existe marginación y un sector de la población vive en condiciones de precariedad y padece la pobreza, es habitual que esa brecha social produzca violencia. El sector menos favorecido suele sentir que hay una injusticia o que se presenta inequidad en la distribución de recursos. El descontento puede reflejarse en una manifestación, huelgas o protestas y, en casos extremos, derivar en una rebelión o una revolución.
Hay que considerar que la lucha social es vista por muchos teóricos como un elemento que posibilita el progreso ya que impulsa cambios y promueve nuevos acuerdos y estructuras. Por otro lado, todo conflicto de intereses demanda la construcción de un consenso para superar la polarización; cuando el desacuerdo persiste, el gobierno puede recurrir al autoritarismo y la represión con el objetivo de restablecer el orden y recuperar la paz.

Cuando no existe la igualdad de oportunidades, suele intensificarse el conflicto social.
Tipos de conflicto social
Los conflictos sociales se clasifican de distintas maneras según sus características. Un conflicto estructural, por ejemplo, es aquel que se vincula a la estructura o la organización de la sociedad y da origen a movimientos sociales.
Un conflicto de valores, en tanto, tiene que ver con la definición de lo que se considera bueno o positivo en contraste con lo señalado como malo o perjudicial. Esta visión contrapuesta puede derivar de la religión, la ideología o la cultura.
Los conflictos socioambientales, por su parte, se relacionan con el acceso, la explotación y la gestión de los recursos naturales. Muchas veces, los conflictos territoriales surgen de esa interacción con el medio ambiente, aunque también pueden deberse a problemas limítrofes o de propiedad.
Otro tipo de conflicto social es el laboral. La disputa puede ser por los salarios, las condiciones de contratación o incluso la falta de trabajo (cuando hay una tasa alta de desempleo y se demanda la generación de más puestos).

La militarización es una de las posibles respuestas de un gobierno ante el conflicto social.
Distintas miradas
Se conoce como teoría del conflicto a un postulado desarrollado desde las ciencias políticas y la sociología que expresa la existencia de una disputa constante en la sociedad entre grupos que tienen necesidades e intereses antagónicos y que se enfrentan para controlar recursos que son escasos. Esta pugna produce inestabilidad aunque, a su vez, funciona como un motor de cambio para lograr transformaciones.
Partiendo de estas ideas, muchos pensadores han reflexionado sobre el conflicto social, cada uno con su mirada particular. Para Karl Marx (1818–1883), el conflicto social tiene una base material. Existe una lucha de clases entre quienes tienen la propiedad de los medios de producción (la burguesía, que es la clase social alta) y aquellos que no disponen de dichos medios y se ven forzados a vender su fuerza de trabajo para subsistir (el proletariado). Ese enfrentamiento es mencionado como el motor de la historia ya que la lucha entre explotados y explotadores incentiva la evolución hacia otros mecanismos de organización social.
Max Weber (1864–1920) también considera la matriz económica, pero incorpora otros elementos en el conflicto social, como la pugna por el prestigio y el poder. Según su postura, el reparto desigual de los bienes y el ejercicio de la dominación a través de la imposición de creencias y valores provocan la confrontación.
Ralf Dahrendorf (1929–2009), por su parte, ubica a la distribución desigual de la autoridad como fuente de conflicto social. Para este intelectual, el conflicto es inherente a todas las comunidades ya que siempre hay «asociaciones imperativamente coordinadas» que instauran roles de mando/subordinación, causando una tensión permanente y luchas que se resuelven mediante el cambio social.
Cabe resaltar que de la teoría del conflicto se desprenden otras líneas de pensamiento, como la teoría de los movimientos sociales (centrada en cómo los individuos se reúnen en agrupaciones para exigir o rechazar los cambios), la teoría de la acción colectiva (estudia los motivos que llevan a las personas a actuar en conjunto para alcanzar objetivos en común y cómo coordinan ese accionar) y la teoría de la privación relativa (afirma que la disconformidad se basa en la diferencia percibida entre lo que los sujetos poseen y lo que creen que merecen, y no en la carencia en sí misma).
Ejemplos de conflicto social
Un ejemplo de conflicto social es la violencia durante el nazismo en Alemania. Entre 1933 y 1945, Adolf Hitler encabezó un régimen basado en la discriminación, la exclusión social y el exterminio de distintas colectividades. Judíos, homosexuales y gitanos, entre otros, fueron víctimas de la xenofobia, el racismo y la homofobia. Al accionar violento de los nazis se le opuso un movimiento heterogéneo de resistencia tanto interno como externo que combatió la opresión.
Otro ejemplo de conflicto social podemos encontrarlo en lo ocurrido en Argentina en 2001 y 2002. La crisis social y económica derivó en un conflicto político que incluyó una sucesión de cinco presidentes en apenas once días: tras la renuncia del mandatario Fernando de la Rúa concretada el 20 de diciembre de 2001, se aplicaron los mecanismos constitucionales para su reemplazo pero a partir de más renuncias pasaron por la presidencia interinamente Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde, quien finalmente ocupó el cargo desde enero de 2002 hasta las elecciones de 2003. En toda esta etapa, la paz social del país se vio alterada, con la democracia en riesgo sobre todo a fines de 2001, cuando los derechos humanos se vieron amenazados por la represión del gobierno para contener las protestas que se reproducían en todo el país con la proclama «¡Que se vayan todos!».

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