El concepto de contaminación proviene del vocablo latino contaminatio. El término alude al acto y resultado de contaminar: modificar, de manera nociva y por acción de agentes físicos o químicos, el estado natural o normal de algo.
Se califica como radiactivo, por otra parte, aquello que cuenta con radiactividad. Esta noción se emplea en el ámbito de la física para referirse a aquellos cuerpos que desarrollan una emisión de radiaciones cuando sus átomos se desintegran de forma espontánea.
Qué es la contaminación radiactiva
La contaminación radiactiva es una alteración que se produce cuando aparecen sustancias de tipo radiactivo en el ambiente o en un cuerpo. Este fenómeno puede generarse por la presencia de radioisótopos artificiales o naturales.
Los isótopos radiactivos artificiales son aquellos que no están naturalmente en la corteza del planeta Tierra: su formación se debe a alguna actividad llevada a cabo por el ser humano. Los radioisótopos naturales, en cambio, existen desde que se constituyó el planeta o se desarrollan espontáneamente de manera continua. Cuando la concentración atmosférica es más alta que la habitual, se habla de contaminación radiactiva.
Causas y consecuencias
La contaminación radiactiva puede deberse a la manipulación de materiales radiactivos, a ensayos o ataques con bombas nucleares o a fallas en plantas nucleares, por ejemplo. Esta contaminación puede registrarse en el agua o el suelo, llegar a los alimentos o incluso alcanzar a las personas ya sea de forma superficial o incluso interna, por mencionar algunas posibilidades.
En este marco, una persona puede contaminarse al respirar un elemento radiactivo o ingiriendo una comida con radiactividad. Si el suelo está contaminado, la radiactividad pasa a los cultivos y así puede ingresar al organismo.
Los efectos de la contaminación radiactiva dependen de su nivel. Si un sujeto toma contacto con la sustancia radiactiva, puede sufrir diversos daños ya que el envenenamiento por la radiación ionizante afecta la división celular.
En algunos casos, la contaminación radiactiva produce quemaduras, náuseas y vómitos. También incide en el desarrollo de cáncer y en la aparición de trastornos en la médula ósea. En las dosis más altas, puede causar la muerte.
Propagación y control de la contaminación radiactiva
La propagación de la contaminación radiactiva puede darse de múltiples formas. Una persona contaminada es capaz de difundir la contaminación con acciones tan simples como caminar por el interior de una vivienda o tocar un objeto.
Los agentes contaminantes hasta pueden estar en la vestimenta y desprenderse de ella con facilidad, afectando al ambiente. Otra posibilidad de propagación se produce por la expulsión de fluidos corporales de un individuo que ya padece la contaminación.
Es importante indicar que la detección de la contaminación radiactiva es compleja ya que no se puede oler ni ver. Ante una sospecha de contaminación, resulta imprescindible alejarse de la zona, quitarse la ropa y bañarse.
Si se comprueba la contaminación interna, un profesional de la medicina debe indicar los pasos a seguir. Lo usual es que se suministre una medicación que permita lograr una reducción de la presencia de la sustancia radiactiva en el organismo.