Del latín denotatio, denotación es la acción y efecto de denotar (un verbo que, dicho de una palabra o frase, hace mención a su significado objetivo). El concepto funciona como el opuesto a la connotación.
La denotación está vinculada al sentido del mecanismo referencial con la información que transmite una unidad lingüística. Se trata de un sentido explícito, a diferencia de la connotación, cuyo sentido es sugerido ya que el valor semántico no está dado por un significante léxico.
La denotación y la connotación en las marcas comerciales
Las marcas comerciales suponen un ejemplo de cómo funcionan la denotación y la connotación. Un bar bautizado como The Old Bridge Pub tiene un sentido denotativo (el nombre que lo identifica específicamente como The Old Bridge Pub) y otro connotativo (la frase en inglés sugiere que se trata de un pub de estilo británico). La mayoría de las marcas, en general, van más allá de la denotación y connotan diversos sentidos (el restaurante El bar del abuelo no connota lo mismo que el Palais d»or).
La denotación, en definitiva, hace referencia al significado directo de un término, aquel que se encuentra en un diccionario y que menciona la relación entre el signo lingüístico y su referente.
Distintos ejemplos
El significado denotativo de perro indica que es un mamífero doméstico de la familia de los cánidos, mientras que, a partir de la connotación del término, puede señalarse que un jugador de fútbol es un perro cuando no tiene buen nivel. Una rosa, por citar otro ejemplo, también tiene una denotación (es un ser orgánico vegetal) y varios posibles connotaciones (amor, melancolía, etc.).
Cabe señalar que la denotación y la connotación se complementan, son necesarias para dar riqueza a un lenguaje ya que nuestra comunicación se basa en la transmisión de aquello que percibimos de nuestro entorno y de las imágenes que elaboramos en nuestra mente; en otras palabras, usamos el idioma para compartir con los demás contenido que no suele ser objetivo, incluso cuando creemos que lo es.
Denotación y objetividad
Si bien la objetividad y la denotación van de la mano, esta asociación puede mirarse desde dos ángulos diferentes: al referirnos a un automóvil usando ese mismo término nos aseguramos de que nuestro interlocutor entienda exactamente de qué estamos hablando, sin necesidad de realizar ninguna abstracción o relación con elementos ajenos a la conversación; podría decirse, con toda seguridad, que estamos siendo denotativos.
Sin embargo, ¿qué ocurre si un mes antes de mantener este diálogo el interlocutor ha perdido a un ser querido en un accidente de coche? Este hecho, aunque no se encuentra presente en la conversación, no podrá pasar desapercibido para la otra persona: inevitablemente, agregará una connotación negativa al hasta entonces inocente sustantivo, y su comprensión del mensaje podrá verse afectada. ¿Cómo ser denotativos en un mundo que percibe la realidad de infinitas maneras?
Nadie puede asegurar la integridad de un mensaje una vez que sale de nuestra boca o que lo plasmamos sobre un papel o en los píxeles de un monitor. A través de la denotación reducimos las probabilidades de malos entendidos, pero es imposible eliminarlas por completo.
La importancia del contexto
Por otro lado, la denotación siempre está sujeta a un contexto, y esto muestra ciertos matices subjetivos dentro de su estructura. En los miles de años que nuestra especie lleva en este planeta, su concepción de sí misma, de los demás seres vivos y de los objetos que lo rodean ha cambiado sustancialmente; asimismo, ha aprendido a crear y fabricar un sinfín de elementos imposibles de hallar en la naturaleza.
El término caballo, pronunciado en una época en la cual esa pobre especie fuese utilizada como el único medio de transporte posible denotaba necesariamente este uso; al día de hoy, aunque todavía siguen siendo explotados, su significado objetivo es diferente. Del mismo modo varían las definiciones de productos humanos, tales como la vestimenta y los electrodomésticos: decir ordenador hoy y hace tres décadas denotaba aparatos que tienen muy poco en común.