La etimología de empírico remite al latín empirĭcus, que a su vez deriva del griego empeirikós. La noción alude a lo que se relaciona con la experiencia.
Se entiende por experiencia, en tanto, al hecho de conocer o saber algo por situaciones ya vividas. La experiencia se adquiere con la práctica y la experimentación.
Lo empírico, en definitiva, se basa en la experiencia. Este tipo de conocimiento surge a partir de la percepción sensorial que permite registrar la realidad.
Se conoce como empirismo a la filosofía centrada en el rol de la experiencia a la hora de aprender. Para el empirismo, la experiencia es el punto de partida para generar conocimientos. Lo empírico, en este marco, se emplea para el desarrollo de conceptos (que se justifican según lo percibido con los sentidos).
La idea de lógica empírica, por otro lado, refiere al sustento del llamado método empírico. Según esta lógica, la observación de los vínculos entre aquello que se percibe y sus variaciones relativas constituye la base para el establecimiento de las leyes del conocimiento.
De esta manera, el método empírico recurre a la lógica empírica y a la experimentación para la producción de saber. Su objetivo es descubrir los rasgos más importantes y las relaciones claves del objeto de estudio, accediendo a ellas mediante los sentidos.
El método empírico es fáctico (se concentra en acontecimientos), demuestra sus hipótesis contrastándolas con la percepción y acepta la construcción progresiva del conocimiento. Esto quiere decir que, con el método empírico, no se postulan conclusiones que se consideran infalibles e inmutables.
Otra de las características fundamentales del método empírico es que se apoya en la verificación de dichos hechos para poner a prueba las hipótesis planteadas, contrastándolos de forma meticulosa por medio de la percepción; esto se opone a usar únicamente el razonamiento para estimar los potenciales resultados con una base en los conocimientos previos.
A diferencia de lo que ocurre con la fenomenología, el método empírico admite la autocorrección y el progreso. La fenomenología se dedica a estudiar el mundo con una mirada filosófica enfocada a los estímulos que tras manifestarse se imprimen en la conciencia, es decir que experimenta el mundo de una forma subjetiva.
Tras cada error, el método empírico permite la búsqueda de una solución y la construcción de mejores conclusiones a partir de este nuevo aprendizaje. Con el objetivo de acercarse a la verdad, se abre a incorporar nuevos conocimientos a cada paso, nunca considerándolos finales o infalibles. Para poner en marcha este método es necesaria la toma de muestras, es decir de grupos de valores que sirvan para estudiar un problema dado.
La muestra puede ser un grupo de individuos o casos dentro de una población, y debe representarla con precisión. Para obtenerla se debe elaborar una técnica efectiva que pueda arrojar resultados aleatorios útiles de manera fiable.
De las diversas formalizaciones de los pasos que sigue el método empírico, podemos destacar la forma convencional y la formulación de Neil J. Salkind. La primera comienza cuando se identifica el problema, para dar lugar a la investigación. Seguidamente se formula la hipótesis, la cual debe someterse a un procedimiento para ponerla a prueba, y es de este paso que surgen los resultados.
Con respecto a la formulación de Salkind, el problema se formula, luego se identifican los factores relevantes y recién entonces llega el momento de formular la hipótesis que abre las puertas a la investigación propiamente dicha. A partir de la prueba de la hipótesis se puede recopilar información, estudiar los resultados y considerar diferentes cambios a la teoría para finalmente poder confirmarla o refutarla, el último de los pasos.