El vocablo griego epíphysis, que puede traducirse como «excrecencia» (una protuberancia), llegó al latín científico como epiphysis. Este término, a su vez, derivó en nuestra lengua en epífisis.
El concepto de epífisis tiene dos usos en el ámbito de la anatomía: puede aludir a una glándula endócrina que se halla en el cerebro o a los extremos de un hueso largo.
En el primer caso, la epífisis se encuentra bajo la capa de sustancia blanca conocida como cuerpo calloso, que se ubica entre ambos hemisferios cerebrales. Se trata de una glándula endócrina (o endocrina) ya que segrega su producción de manera directa en la sangre. Su forma asemeja el cono de un pino.
También llamada glándula pineal, la epífisis produce melatonina, una hormona que tiene incidencia en el comportamiento sexual. Por lo general la segregación se produce por las noches, ya que la epífisis no actúa con la luz. La melatonina afecta los patrones de sueño y la actividad de las gónadas, que es el órgano que se encarga de formar los gametos (las células sexuales).
El color de la glándula pineal es gris rojizo y en nuestra especie sus dimensiones son comparables con las de un grano de arroz, lo cual equivale a un promedio de 6,5 micrones. Se ubica exactamente en la parte dorsal del colículo superior (también denominado techo óptico, es una estructura fundamental de la parte central del cerebro de los vertebrados), en el medio de los órganos del tálamo.
Junto con las estrías medulares y los núcleos habenulares, la epífisis está contenida en el epitálamo, nombre con el que se conoce la estructura diencefálica que se ubica encima del tálamo.
La epífisis también forma parte de la cisterna cuadrigeminal, un espacio de gran amplitud que también se relaciona con los tubérculos cuadrigéminos y los recesos posteriores del tercer ventrículo, uno de los cuales se extiende hacia el tallo de la epífisis misma. El líquido que la baña se llama cefalorraquídeo.
La epífisis no se encuentra aislada del cuerpo por medio del sistema permeable de la barrera hematoencefálica, a diferencia de casi todos los componentes del cerebro de los mamíferos. La composición de esta glándula consta casi en su totalidad de pinealocitos, un tipo de célula que segrega la hormona denominada melatonina.
En el organismo del ser humano, alrededor de los pinealocitos se puede observar tejido conectivo, y una cápsula de piamadre (una meninge que se encarga de proteger el sistema nervioso central) recubre toda la epífisis. El citoplasma de los pinealocitos está compuesto en parte por basófilos, los leucocitos que menos abundan en la sangre. Cabe mencionar que en la epífisis también hay otras cuatro clases de células, aunque en menor medida:
* intersticiales: se ubican en medio de los pinealocitos. Su color es más oscuro y sus núcleos son alargados;
* fagocitos perivasculares: son presentadoras de antígeno y se hallan a poca distancia de los vasos sanguíneos;
* neuronas pineales: células que no se encuentran en los roedores;
* parecidas a las neuronas peptidérgicas: su función puede centrarse en la comunicación entre células.
Epífisis, por otra parte, es la denominación de las puntas de los huesos largos. Un sector cartilaginoso separa las epífisis de la diáfisis (el cuerpo) de los huesos mientras el individuo está en crecimiento. A medida que dicho sector se osifica, el hueso va ganando longitud.
Por lo general la epífisis es más ancha que la diáfisis: en ella se insertan las articulaciones. Está formada por una capa de tejido compacto en su zona periférica y por tejido esponjoso en la parte central. La tibia, el cúbito, el fémur, el radio y el peroné son algunos de los huesos que tienen epífisis.