Dentro de la familia de las iguanas hay una especie calificada como invasora que supone una amenaza para la fauna y la flora de Miami y la isla de Martinica, entre otros sitios.
Especies invasoras son aquellas que, por distintos motivos, llegan a desarrollarse más allá de sus áreas de distribución natural. En este marco, múltiples exponentes de la flora y fauna se despliegan en hábitats ajenos y terminan provocando que se vaya perdiendo biodiversidad.
Los organismos (plantas y animales, principalmente, aunque también pueden ser microorganismos) que por accidente o de modo voluntario son transportados por el ser humano fuera de su zona natural de asentamiento reciben la denominación de especies exóticas invasoras. Al producirse el establecimiento, la reproducción y la expansión de especies en un sitio que no le corresponde originalmente a la población en cuestión, los ecosistemas se desequilibran, se deterioran y ven alterada su esencia.
Estas invasiones de especies, además de poner en jaque a la diversidad autóctona y modificar suelos, tienen un impacto negativo tanto a nivel económico (ya que limitan, complican o impiden las actividades de índole agropecuaria) como en cuestión de salud pública.
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ResumenImpactos de las especies invasoras
Tal como señalamos líneas arriba, las especies invasoras tienen diferentes impactos.
En materia de ecología hacen perder, fundamentalmente, biodiversidad. La competencia ecológica y la depredación aparecen entre los principales factores de disminución o hasta extinción de especies nativas.
También causan perjuicios a escala financiera en aquellos que poseen campos, por ejemplo, ya que las plagas arruinan cosechas y complican al sector ganadero, obligando a invertir tiempo y dinero en acciones de prevención, control y/o erradicación.
Tanto el bienestar del medioambiente como de millones de seres vivos peligra a raíz de especies invasoras. Incluso la salud humana está expuesta a numerosas enfermedades zoonóticas que se van propagando por el mundo de forma descontrolada. Hoy en día, según se desprende de la realidad, hay esfuerzos colectivos para evitar las picaduras de mosquitos a fin de minimizar el riesgo de contraer dengue, así como hay cuidados orientados a impedir casos de leptospirosis, triquinosis, rabia, etc.
Tiempo atrás se creó un robot útil para la erradicación de insectos invasores.
Cabe destacar que, al apelar a herbicidas y pesticidas como método para deshacerse de organismos no deseados que representan una amenaza para el entorno, hay porcentajes elevados de generar consecuencias peligrosas en cuanto a contaminación (de agua, aire y suelo) y a padecimientos generadores de sufrimiento y muerte.
Surgimiento y propagación
Es importante instruirse acerca del surgimiento y la propagación de las especies invasoras a fin de evitar determinadas conductas humanas y, simultáneamente, saber cómo detectarlas, monitorearlas y erradicarlas.
La introducción de especies en biotopos que no se vinculan al lugar de origen de ciertas plantas o animales perjudica, en principio, a los ejemplares trasladados ya que se ven obligados a adaptarse en un territorio extraño y, al no lograr adecuarse, terminan muriendo. De sobrevivir, en muchos casos llevan al desplazamiento de poblaciones autóctonas.
La actividad comercial y el turismo son canales frecuentes de introducción y esparcimiento de especies invasoras. Los viajes continuos, a escala nacional e internacional, favorecen la dispersión de parásitos, virus, bacterias y vectores, por indicar una referencia concreta. El comercio ilegal de vida silvestre (o tráfico ilegal de fauna silvestre) es otra causa asociada a la aparición de especies invasoras sin distinción de fronteras. Lo mismo sucede con la caza furtiva, práctica condenable que pone en riesgo, y destruye, a miles de especies y hábitats.
Las especies invasoras contribuyen más que la contaminación y que el cambio climático a la extinción de diversos seres vivos, asegura la ciencia.
Panorama actual en torno a las especies invasoras
Para abordar, afrontar y resolver la problemática que supone la distribución cada vez más amplia de especies invasoras es indispensable ocuparse de varios temas a la vez. El combo debe incluir educación ambiental desde edad temprana para formar personas respetuosas y responsables con todas las formas de vida; campañas de sensibilización ambiental y normativas de cumplimiento estricto y legislación ambiental orientadas a la conservación de la biodiversidad y la protección de la flora y de la fauna.
En este escenario debe estimularse la investigación relacionada al medioambiente y comunicarse adecuadamente las novedades al respecto para que toda la población sepa, por ejemplo, qué son las especies exóticas invasoras y por qué se las señala como un peligro para la diversidad biológica.
Entre los mensajes a transmitir masivamente debe prevalecer uno que haga hincapié en el valor de la prevención. Es contraproducente, por ejemplo, trasladar animales procedentes de otro rincón del planeta y traerse plantas como recuerdo de un viaje internacional. Por supuesto que, además, hay que desalentar (con denuncias, operativos y condenas) el tráfico de especies exóticas.
No está mal tampoco conocer cuáles y cómo son las técnicas y estrategias para detectar y contener la presencia de especies invasoras (existen métodos de control físico y manual, entre otros, así como procedimientos de manejo integrado).
Mantenerse informados acerca del panorama actual a nivel mundial también es necesario. No hay que pasar por alto, por mencionar una referencia, que en 2023 se difundió una publicación centrada en los resultados de un informe llevado a cabo por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). De ese estudio surge que son 3.500 las especies exóticas invasoras que constituyen una grave amenaza para la naturaleza y se han tornado un problema que exige acciones preventivas y soluciones de carácter integral trabajando en conjunto entre todas las naciones.
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