A fin de mantener la salud mental a resguardo y minimizar el riesgo de sufrir estrés hay que saber gestionar las emociones y todo lo que genera el trabajo bajo presión.
El estrés laboral es una problemática que afecta, hoy en día y a escala mundial, la salud de millones de trabajadores.
Se trata del resultado, evidenciado tanto a nivel físico como emocional y mental, de estar expuestos a fuertes cambios, desafíos exigentes y presiones vinculados al empleo. El fenómeno empieza a afectar la salud y a poner en riesgo la vida de la población cuando se produce un desequilibrio entre las demandas o los requerimientos propios del trabajo y las herramientas, los recursos y las capacidades que cada uno tiene al alcance para hacerle frente a esas órdenes o al exceso de tareas que se le asignan.
Tener una gran carga de trabajo y pocos descansos laborales, así como cumplir funciones en un entorno hostil que atenta contra el bienestar y la armonía generándose así un ambiente de trabajo tóxico son algunos de los principales desencadenantes del estrés laboral.
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ResumenSíntomas de estrés laboral
Los síntomas del estrés laboral pueden llegar a experimentarse a nivel físico, mental y emocional, incidiendo negativamente en los vínculos humanos, en la esfera económica y en el plano psicológico.
Nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, depresión, pérdida de concentración, dificultad para la toma de decisiones, insomnio o alteraciones del sueño, incremento de la tensión arterial, dolores (especialmente de cabeza), malestares estomacales, problemas cardiovasculares y falta de memoria son las manifestaciones más comunes.
Cuando el estrés laboral se torna crónico, lamentablemente, suele aparecer el síndrome de Burnout (quemado profesional). Este cuadro se traduce en una marcada disminución en materia de desempeño y en una deshumanización o despersonalización (motorizándose actitudes y conductas negativas como la insolencia, la ausencia de empatía, etc), por ejemplo.
Siempre, en todos los casos, hay que esforzarse por resguardar la salud mental y, a partir de un estilo de vida saludable, cuidar a cada una de las partes del organismo a fin de vivir, dentro de lo posible, más y mejor.
La fatiga laboral y el desgaste profesional se vinculan al estrés causado por cuestiones de trabajo.
Estrategias de prevención
Es realmente difícil vivir sin estrés en la adultez. La sobrecarga de trabajo afecta y daña tanto como el desempleo, un cambio de trabajo o la inestabilidad laboral: la inteligencia emocional es clave para adaptarse a múltiples circunstancias y superar las adversidades del modo menos dañino posible. Existen, además, estrategias de prevención para reducir considerablemente la chance de sufrir estrés.
Para potenciar la productividad en el trabajo y estimular el progreso profesional conservando una óptima calidad de vida conviene, en primer lugar, gestionar bien las propias emociones y saber identificar señales de alarma.
La respiración agitada, la sudoración excesiva o los impulsos agresivos frente a una discusión laboral o diversos conflictos con colegas, por indicar unos signos comunes como referencia, deben poder frenarse y revertirse para que no surjan confrontaciones ni episodios estresantes.
Una buena capacidad de comunicación y de escucha, el optimismo y una autoestima fortalecida ayudan a desenvolverse bien en el contexto laboral. Organizarse apropiadamente (llevar una agenda es muy útil), administrar el tiempo de manera acertada, priorizar las tareas que se deben cumplir a corto, mediano y largo plazo, tomarse pequeños descansos diarios e instituir límites para que no haya un desbalance vida-trabajo son otros puntos importantes.
No temerle a la delegación de tareas; evitar la disponibilidad full-time y el exceso de conexión a través de la tecnología; saber despegarse de las obligaciones laborales durante el periodo de vacaciones (la desconexión digital es imprescindible); garantizarse un tiempo libre para disfrutar momentos en familia o con amigos, realizar actividades recreativas o hacer ejercicio y actividad física; fijar expectativas laborales realistas (con la intención de poder alcanzarlas y evitar la frustración), tener una dieta equilibrada y lograr rutinas que faciliten la higiene del sueño también son recomendaciones que conviene no pasar por alto ni ignorar.
Para poder afrontar los desafíos, las presiones y los problemas propios del ámbito laboral conviene practicar meditación y mindfulness, aprender técnicas de relajación y respetar el tiempo de descanso aconsejado por los profesionales de la salud para fomentar la buena salud física y mental.
Consecuencias del estrés laboral
El estrés laboral provoca numerosas consecuencias, pero cada individuo padece síntomas y efectos de manera única: por eso es vital aprender a identificar las señales en una etapa temprana para tratar que el cuadro no se extienda ni agudice.
El agobio extremo por cuestiones de trabajo que termina complicando la salud lleva al aumento del absentismo laboral, a personal desmotivado y distraído, a un acentuado descenso de la productividad y a una elevada rotación de empleados dentro de la empresa. En ese escenario, inevitablemente se pierde calidad en el producto o servicio que se le ofrece a los consumidores.
El estrés laboral, como es de imaginar y tal como se desprende del párrafo anterior, cansa, enferma y perjudica en primer término a la persona contratada, pero la firma que le da el puesto o cargo a ese sujeto también sufre inconvenientes. Es ventajoso para ambas partes, entonces, apostar por el diálogo como vía de resolución de conflictos o incomodidades, trabajar en pos de la motivación laboral, relacionarse desde la honestidad, el compromiso y el respeto mutuos y comprender el valor de la formación continua para el desarrollo profesional y el crecimiento laboral.
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