Evaluación de riesgos

Principales características

Para comenzar a examinar el concepto, es importante prestar atención a los términos que lo conforman. Una evaluación es una estimación o una valoración; un riesgo, en tanto, es una contingencia que podría causar un daño.

Cuando se lleva a cabo una evaluación de riesgos, por lo tanto, se examinan circunstancias o factores potencialmente nocivos para la integridad física o material. A partir de esas apreciaciones, se pueden tomar medidas para reducir la posibilidad de concreción de los daños y para atenuar sus efectos.

Es importante señalar que la evaluación de riesgos es una práctica sistemática que apunta a mejorar la seguridad. Debe ser guiada por expertos en gestión de riesgos que dispongan de los conocimientos técnicos y científicos para indicar cómo se debe actuar.

Otra cuestión a considerar es que, en muchos casos, la evaluación de riesgos es obligatoria para cumplir con las disposiciones legales. No obstante, hay supervisiones y auditorías que van más allá del cumplimiento normativo y que tienen la finalidad de mitigar eventuales consecuencias gravosas.

Tipos de evaluación de riesgos

Como ya indicamos, existen diversos tipos de evaluación de riesgos. Si pensamos en la seguridad en el trabajo, una evaluación específica o impuesta por ley es aquella ordenada por regulaciones o normativas en particular. En estos casos, los riesgos proceden de los equipamientos, las instalaciones y/o los materiales empleados.

Una evaluación general, en tanto, es una estimación amplia de los peligros existentes en el lugar de trabajo. Estos procedimientos apuntan a la identificación y la valoración de los amenazas, que se clasifican de acuerdo a niveles de riesgo.

La evaluación de riesgos para los que cuales no hay leyes específicas es otra clasificación de estos procesos. Se sustenta en guías o pautas técnicas que, por ejemplo, advierten sobre los niveles de exposición a una sustancia que no deben superarse.

Otras tipologías de la evaluación de riesgos se asocian con la naturaleza de la amenaza o con el ámbito de su desarrollo. Por supuesto, cuando se evalúa un riesgo financiero a partir de un análisis de escenarios posibles entran en juego otros recursos y metodologías que si se lleva a cabo una identificación de peligros vinculados a la ciberseguridad para estimar un riesgo tecnológico. A su vez, si se examina un riesgo de salud pública mediante una evaluación de impacto ambiental, se observarán otras cuestiones y se aplicarán distintas técnicas.

El paso a paso

Teniendo en cuenta lo mencionado sobre la variedad de tipos de evaluación de riesgos y considerando los múltiples contextos donde se pueden ejecutar estas acciones, es posible enumerar una serie de pasos que suelen cumplirse generalmente en estos procesos:

1. Identificación de los riesgos: El paso inicial es, lógicamente, reconocer las amenazas. Puede tratarse de posibles causas de accidentes laborales, riesgos biológicos, catástrofes naturales, etc.
2. Determinación de los posibles daños y damnificados: Debe considerarse quiénes pueden sufrir lesiones y qué objetos pueden resultar afectados.
3. Evaluación de los riesgos: Hay que medir la probabilidad de ocurrencia y la posible gravedad de los efectos.
4. Control de los riesgos: La aplicación de medidas para reducir la posibilidad de concreción de la amenaza y para la atemperación de las consecuencias. Además de abordar la mitigación de riesgos, se requieren planes de contingencia ante situaciones de emergencia.
5. Documentación de la evaluación: Es muy importante registrar lo detectado y las decisiones que se adoptaron a partir del trabajo que se realizó.
6. Revisión y actualización: Se tiene que llevar adelante una revisión periódica de la evaluación para determinar si surgieron nuevas amenazas y si las medidas de control han sido bien implementadas. Cuando resulta necesario, se debe realizar una actualización de los procedimientos.