La noción de fabril procede del vocablo latino fabrīlis. El término refiere a aquello vinculado a una fábrica: una edificación que dispone de las máquinas y los recursos necesarios para producir o transformar determinados elementos.
Actividad fabril
Lo fabril, por lo tanto, se asocia a estos establecimientos y a las personas que trabajan en ellos. La actividad fabril, como equivalente a la actividad industrial en general, es muy importante para la economía de todos los países.
La idea de actividad fabril, en este marco, alude a los procesos que se desarrollan para transformar fuentes de energía y materias primas y para generar productos. Estos bienes pueden ser finales (listos para el consumo) o servir para la elaboración de otros productos diferentes.
La actividad fabril es uno de los indicadores económicos más relevantes. Para su medición se toman en cuenta diversas variables que permiten determinar el crecimiento o la retracción de la producción en un cierto periodo.
Sin la actividad fabril nuestra realidad sería tan diferente que cuesta mucho imaginarla. Es extremadamente rara una vida sin acceso o dependencia a ningún producto comercial, fabricado en serie. Supongamos que alguien desea vivir al margen de la civilización, e incluso levantar su propia casa: al menos su ropa, sus herramientas y el cristal para las ventanas seguramente provendría de la industria.
Proceso fabril
La noción de proceso fabril, por otra parte, apunta a las modificaciones que se realizan en la materia prima. Cuando una materia prima llega a una fábrica, es sometida a diversos cambios hasta que se convierte en un producto. Esas etapas constituyen el proceso fabril.
Dependiendo del tipo de materia prima, las etapas a las que se somete pueden ser muy diferentes. Por lo tanto, deberemos describir las que se suelen aplicar con mayor frecuencia para ofrecer una idea general del proceso fabril. Es común que la materia prima llegue en un tamaño mayor al que se necesita para confeccionar cada pieza; por ello, el primer paso suele consistir en cortarla (si es una plancha, por ejemplo) o bien dividirla en partes adecuadas.
Luego puede tener lugar algún proceso de transformación, como ser el doblado o la soldadura. Dependiendo del material, es posible que permita la manipulación a ciertas temperaturas extremas sin romperse, y que al volverlo a la temperatura ambiente mantenga las modificaciones.
Seguidamente suelen hacerse cambios tales como perforaciones y cortes más específicos que los del primer paso, para darle una forma más cercana a la que tendrá al final. Otra etapa muy común es la ensambladura, uniendo las piezas a otras, que probablemente hayan atravesado procedimientos similares. Por último se encuentra el acabado superficial, que puede incluir algún tratamiento para reforzarla o darle color, entre otras posibilidades.
Sistema fabril
Se conoce como sistema fabril, por último, al método de organización laboral y de producción que caracterizó a la Revolución Industrial. Con el sistema fabril (o factory system, en lengua inglesa), a diferencia del sistema doméstico, cada operario se encargaba de una parte separada del total de la producción, lo que permitía incrementar la eficiencia.
Estos trabajadores cobraban un salario, en lugar de recibir un pago por cada pieza que fabricaran. Las máquinas usadas en el sistema fabril eran de un tamaño y un coste muy elevados, y se ubicaban todas en un mismo edificio, donde tenían lugar todas las actividades.
Se estima que el industrial inglés Richard Arkwright fue quien promovió el sistema fabril. Esto se apoya en que luego de haber patentado su invento llamado hiladora hidráulica en el año 1769, abrió en el condado de Derbyshire una fábrica en la que podemos encontrar los principios antes expuestos.