La fama es la condición de aquel que es muy conocido y que, por lo general, suele ser recordado y aclamado. Quien tiene fama es calificado como famoso. Por ejemplo: “Los científicos no queremos fama: solo pretendemos contribuir al desarrollo de la humanidad”, “Tras el estreno de la película, la joven actriz le llegó la fama”, “El cantante británico saltó a la fama gracias a una balada que tuvo un enorme éxito en la década de 1990”.
Para muchas personas, la fama es un objetivo que desean alcanzar. Acceder a la fama implica tener reconocimiento y popularidad, algo que puede aportar determinados beneficios pero que, a su vez, también genera incomodidades.
Un futbolista que alcanzó la fama por su gran nivel en el campo de juego puede recibir obsequios de sus admiradores y ser invitado a asistir a importantes eventos y espectáculos, por citar dos posibilidades. Por otra parte, el deportista en cuestión no puede caminar tranquilo por la calle con su familia ya que sus fanáticos desean saludarlo y hacerse fotos con él en todo momento. La fama, por lo tanto, tiene aspectos positivos y otros negativos.
En las últimas décadas, la percepción de la fama ha cambiado considerablemente, en parte porque también han aparecido nuevas formas de alcanzarla. Mientras que las grandes figuras del pasado generalmente se volvían populares tras muchos años de esfuerzo y determinación, en la actualidad existen «plataformas» que prometen la fama a cambio de la exposición masiva a través de los medios de comunicación, siendo los programas de talentos uno de los ejemplos más claros.
En estos programas de televisión se organizan competencias entre personas con talentos en común, como puede ser cantar o bailar, por nombrar dos de los más frecuentes. Todo comienza con una primera selección, que el jurado debe realizar tras haber examinado a cientos o miles de postulantes. Esta etapa inicial es una de las principales fuentes de popularidad de estas plataformas, y suele utilizar tanto a los más talentosos como a los peores participantes para atraer la atención de los televidentes.
Una vez que los jueces escogen al primer grupo de participantes, comienza una etapa más seria y definida, en la cual existen pautas establecidas por el programa con respecto a las exhibiciones, o sea que dejan de ser libres como al principio. Poco a poco, los menos habilidosos van quedando fuera del programa para dar lugar a los que se disputarán el primer premio. A lo largo de este proceso, son muchos los que alcanzan la fama, porque no todo el público prefiere al que resulta ganador, y así surgen contratos y carreras para muchos, año tras año, aunque su permanencia en los escenarios a veces sea despreciable.
De hecho, una de las diferencias más evidentes entre las personas famosas del pasado y las actuales es precisamente su duración en el estrellato: como las primeras debían luchar tanto por conseguir la fama, la defendían con mucho más esmero que las figuras de hoy en día. Por otra parte, a causa de las diversas ayudas que reciben los jóvenes para volverse populares, nos encontramos en una era caracterizada por un exceso de artistas famosos, y eso les resta encanto porque «llegar a la cima» ya no parece ser una hazaña.
También se le dice fama a la opinión que la sociedad tiene sobre algo o alguien, por lo general si es buena: “El abogado tiene una fama intachable”, “Por sus escándalos públicos, el boxeador se hizo fama de poco profesional”.
Un filme de 1980 que generó una serie televisiva emitida entre 1982 y 1987 y un musical estrenado en 1988, por otra parte, lleva el título de “Fama” (o “Fame”, en su idioma original).
