Fórceps es un término procedente de la lengua latina. Se trata de una especie de tenaza que se emplea en los partos más complicados para facilitar la extracción del bebé del vientre materno.
El fórceps es una herramienta obstétrica que intenta simular el mecanismo de un parto normal. Dispone de dos palas o ramas de metal que, en el sector medio, se articulan entre sí. En un extremo presenta los mangos, mientras que en el otro dispone de cucharas curvas que se adaptan a la cabeza del niño y a la curvatura de la pelvis de la mujer.
Lo que permite el fórceps, en definitiva, es el desarrollo de un parto vaginal asistido, en el cual el médico recurre al instrumento para mover al niño en la vía del parto y guiarlo hacia el exterior. De manera simultánea, la madre se encarga de empujar.
En determinados casos, el fórceps permite rotar al feto para que pueda producirse el nacimiento. También sirve para evitar una cesárea. El fórceps, sin embargo, también puede causar lesiones tanto en el bebé como en la madre. Por eso solo se usa cuando el bebé requiere de ayuda para salir, la madre está agotada o existe algún tipo de problema médico que hace que pujar resulte riesgoso para la mujer.
Dado que el uso del fórceps no es del todo seguro ni para la madre ni para el bebé, muchos especialistas dedican su trabajo a evitar por todos los medios los partos instrumentales. Veamos a continuación algunos de los consejos más útiles en este marco:
* que una matrona acompañe a la madre a lo largo de todo el proceso, prestando atención a todas sus necesidades;
* que la madre escoja a una persona de suma confianza para que permanezca a su lado durante el parto. Esto puede cambiar drásticamente su desempeño y su nivel de relajación, reduciendo la necesidad de utilizar fórceps para completar el proceso;
* adoptar una postura vertical cuando llega el momento de expulsar al niño. Existen varias, y cada madre debe escoger la que le resulte más cómoda. En este caso también es beneficioso que la matrona la ayude;
* evitar el uso de anestesia epidural. Se cree que esta técnica de reducción del dolor suele conllevar el uso de fórceps en un 5 por ciento, ya que los fármacos limitan la movilidad muscular, lo que vuelve más difícil la acción de pujar. Esto no significa que la única opción sea soportar el dolor, sino que existen alternativas menos invasivas y más «naturales», por así decirlo, que favorecen el parto sin uso de instrumentos.
Todo esto nos lleva a preguntarnos si es mejor la cesárea que el fórceps. En primer lugar, es importante recordar que cada intervención obstétrica se indica para casos bien concretos, de manera que no existe una jerarquía en cuanto a su calidad. Los ginecólogos y los obstetras tienen la suficiente preparación para determinar qué método conviene aplicar en cada caso, a cada momento del parto, y esto incluye la cesárea y el fórceps. La mujer tiene derecho a conocer todos los riesgos antes de dar su consentimiento, y también a decidirse por una intervención diferente a la propuesta por el médico.
En el ámbito de la odontología, se denomina fórceps a un instrumento que se emplea para extraer piezas dentarias. Hay fórceps odontológicos de distintas formas, según la clase de diente que se necesita extraer.
El concepto de fórceps, por último, se utiliza en sentido figurado para aludir a aquello que se extrae de manera dificultosa. Por ejemplo: «Tuve que sacarle el dinero con fórceps, pero conseguí que Juan me devolviese el préstamo», «El investigador, fórceps mediante, logró obtener los datos que necesitaba de parte del sospechoso».