Fórmula es un mecanismo que se postula para desarrollar algo o encontrar la resolución de un asunto. Para la ciencia, una fórmula es aquella forma de escasa extensión que permite expresar datos a través de símbolos o de manera fija.
Molecular, por su parte, es un adjetivo que refiere a lo vinculado con las moléculas. Una molécula es la partícula más chica que cuenta con todas las propiedades químicas y físicas de una sustancia. Dos o más átomos forman cada molécula.
Qué es una fórmula molecular
Estos conceptos nos permiten comprender la noción de fórmula molecular, uno de los tipos de las fórmulas químicas. La fórmula química refleja cómo se representan los elementos que dan lugar a un compuesto; en el caso de la fórmula molecular, en cambio, se señalan los tipos de átomos que se hallan en el compuesto y la cantidad de átomos de las diferentes clases.
La fórmula molecular se emplea en el caso de los compuestos covalentes (aquellos formados por compartimiento de electrones entre, al menos, dos átomos). En el caso del etileno, por ejemplo, su fórmula molecular es C2H4. Esta fórmula indica que cada molécula de etileno está compuesta por dos átomos de C (carbono) y cuatro átomos de H (hidrógeno).
En el caso de la glucosa, su fórmula molecular es C6H12O6: seis átomos de C (carbono), doce átomos de H (hidrógeno) y seis átomos de O (oxígeno). El agua tiene como fórmula molecular H2O (dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno).
Diferencias con la forma resumida
Por otro lado, la fórmula empírica expresa la representación básica de los átomos que se encuentran en un determinado compuesto químico. En otras palabras, es una forma resumida o abreviada de denominar un compuesto, lo cual explica que reciba también el nombre de fórmula mínima.
En algunos casos, como el del agua, la fórmula molecular es idéntica a la fórmula empírica, mientras que en otros ambas fórmulas difieren (la fórmula molecular del etileno es C2H4, mientras que su fórmula empírica es CH2).
Fórmula molecular y nomenclaturas
Para denominar compuestos químicos se utiliza un sistema de nomenclaturas que se conoce como IUPAC, el cual también se aprovecha en otros campos. Básicamente, existen dos documentos donde constan las normas para formar los nombres: un Libro Azul y un Libro Rojo. El primero contiene los detalles pertenecientes a la nominación de un compuesto orgánico, mientras que el segundo cubre el ámbito de lo inorgánico. Por otro lado, se encuentran los libros Verde, que ofrece una guía para la simbolización de magnitudes físicas, y Dorado, con lo referente a los tecnicismos utilizados en la química.
Para otros campos, tales como la química macromolecular, existen documentos que tienen los mismos propósitos. Además, la información proporcionada a través de éstos no es estática, ya que regularmente se publican artículos que amplían y actualizan las reglas y las guías divulgadas hasta el momento. Como en cualquier convención, a través de este sistema se intenta que todo el mundo llame de igual modo a cada componente, favoreciendo la investigación en equipos a nivel internacional y evitando que los descubrimientos pasen desapercibidos por problemas de comprensión. Cabe aclarar, sin embargo, que un mismo compuesto puede recibir varios nombres, siempre que no sobrepase el límite establecido.