Fosilización es el acto y el resultado de fosilizarse: transformarse en fósil. Se llama fósil, en tanto, al elemento de origen orgánico que, con el paso del tiempo, se petrificó (es decir, se convirtió en piedra).
Intervención de sedimentos
Al morir un organismo, comienza la descomposición de sus restos. Por diversos factores, como la intervención de animales y bacterias o el accionar del agua, dichos restos se disgregan; sin embargo, este proceso no se lleva a cabo si el cadáver queda cubierto rápidamente por sedimentos.
Bajo tierra, se reduce la participación de agentes mecánicos y biológicos. Así puede darse la fosilización, sobre todo de las partes duras (como los huesos), ya que las partes blandas (las vísceras, los músculos, etc.) continúan estando expuestas a los microorganismos.
La fosilización se inicia, de este modo, cuando desaparecen las partes blandas y los espacios que quedan son rellenados por sedimentos. A partir de entonces se desarrollan diversas transformaciones químicas que llevan a la sustitución de los elementos orgánicos por minerales.
Si se trata de los restos de un animal, entonces la materia orgánica blanda se convierte en una masa muy abundante en nutrientes, los cuales consumen las bacterias. En un caso como éste, es común que se forme petróleo. Por otra parte, los restos de origen vegetal dan lugar al surgimiento de humus, el cual a veces se transforma en carbón.
Total mineralización de los restos
Si las condiciones son propicias, se produce un cambio total de las moléculas en un periodo temporal muy extenso. La fosilización se completa cuando los restos del organismo se mineralizan por completo, volviéndose piedra.
Los fósiles, si han sido bien preservados, ofrecen información importante sobre la vida en tiempos pasados. La paleontología es la ciencia que se dedica analizar los restos fósiles para conocer las características de los seres vivos que habitaron nuestro planeta mucho tiempo atrás.
Es importante tener en cuenta que, más allá del éxito de la fosilización, si un fósil llega a la superficie lo más probable es que empiece a sufrir los efectos de la erosión y resulte dañado. Incluso puede degradarse por completo.
Carbonatación
Este es el nombre que recibe el proceso más común de fosilización. Las partes duras de los restos se sustituyen por carbonato cálcico en forma de calcita, el mineral más abundante en las rocas sedimentarias. Como dato interesante, este mineral también está presente en los caparazones y las conchas de un gran número de invertebrados, lo que aumenta la presencia de este proceso en la naturaleza.
El esqueleto de los corales también se compone de calcita, algo que acelera la fosilización y permite que sus detalles se conserven de una forma excepcional. El aragonito es otra forma en la que el carbonato cálcico se puede encontrar en las conchas de diversos moluscos, aunque éste se convierte en calcita ya que su estructura brinda una mayor estabilidad.
Silicificación
En algunos casos, el rol del agente fosilizante lo asumen ciertas soluciones químicas que surgen del sílice, en particular en forma de calcedonia, la más estable y frecuente. Es posible hallar fósiles silíceos también en rocas calizas, algo común en equínidos, foraminíferos, gasterópodos, braquiópodos y ammonites.
Piritización
Si no hay oxígeno en el ambiente, se genera ácido sulfhídrico. Su reacción con las sales del agua del mar da lugar a sulfuros de hierro (especialmente pirita y marcasita), que reemplazan la materia orgánica de los esqueletos y las conchas. La fosilización que atraviesa este proceso se caracteriza por cuerpos de aspecto metálico.
Carbonificación
En el caso de los restos de artrópodos cuyo esqueleto se compone de quitina o de plantas con celulosa, la carbonificación es el proceso de fosilización más frecuente. Cuando se acumulan hojas y troncos en un ambiente sin oxígeno, primero aparece el humus, y luego el carbono, hasta llegar al carbón.
Casi todas las minas de carbón surgieron a lo largo del período terrestre conocido por el nombre de carbonífero, cuando en el planeta abundaban los bosques de gran densidad. Este proceso de fosilización se extendió por más de 60 millones de años.