Se denomina gasometría al método que permite analizar la medición de los gases que se desprenden en el desarrollo de una reacción química. El concepto se utiliza con frecuencia en el terreno de la medicina para aludir al análisis de los gases que se encuentran presentes en la sangre.
En este caso se habla de gasometría arterial. Mediante esta técnica, se pueden medir y estudiar los niveles de dióxido de carbono y de oxígeno en la sangre, entre otros datos de interés para el profesional médico.
Para realizar la gasometría arterial, en primer lugar se debe obtener una muestra sanguínea de la arteria radial, la arteria braquial o la arteria femoral. En ciertas ocasiones, también es posible recurrir a una muestra de una vena. La extracción de la sangre se lleva a cabo introduciendo una aguja a través de la piel: una vez conseguida la muestra, se envía a un laboratorio para que la sometan al análisis correspondiente.
La gasometría arterial permite diagnosticar y estudiar trastornos pulmonares y enfermedades respiratorias en general. Además aporta información sobre el estado metabólico y el equilibrio ácido-básico del organismo.
El resultado anormal de una gasometría puede revelar tanto una enfermedad pulmonar como un problema renal o un desequilibrio en el metabolismo. Incluso puede vincularse a cualquier tipo de lesión que altere la normal respiración.
Es importante mencionar que la gasometría arterial es un estudio de muy bajo riesgo. Las posibles complicaciones son el sangrado, una contusión o un problema de flujo sanguíneo en el lugar de la punción. También existe la posibilidad de infección.
La medicina recurre con mucha frecuencia a la gasometría porque se trata de un tratamiento poco invasivo para el paciente (de hecho el grado en el que lo invade es realmente mínimo) pero tiene el potencial de arrojar un gran volumen de información esencial acerca de su estado de salud. Por esta razón, se suele indicar de forma rutinaria para la detección de alteraciones como las mencionadas en los párrafos anteriores.
La insuficiencia respiratoria es una de las situaciones que pueden alterar el metabolismo del cuerpo y el nivel de los gases. Si bien es posible sospechar que un paciente está sufriendo un trastorno de este tipo por algunos de sus síntomas, el único modo de diagnosticar la insuficiencia respiratoria es por medio de una gasometría de sangre arterial.
Entre las situaciones en las que podemos hablar de insuficiencia respiratoria se encuentran las siguientes: la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que limita el paso de aire en dirección a los pulmones), el asma, el edema agudo de pulmón y la fibrosis pulmonar. Como puede apreciarse, no son problemas que podamos o debamos tomar a la ligera, y por eso es tan importante la gasometría.
Otra de las situaciones que se pueden detectar con ayuda de una gasometría es la hiperventilación, que se da cuando el paciente respira a demasiada velocidad y de forma agitada, lo cual deriva en la expulsión de una cantidad excesiva de dióxido de carbono. Dado que la sangre también necesita de este componente, la hiperventilación genera una alteración en el metabolismo que afecta el calcio y el pH de la sangre.
Por otro lado se encuentra la acidosis, que tiene lugar cuando los niveles de ácido en la sangre alcanzan valores demasiado altos. En este caso, para conocer el pH sanguíneo es posible realizar una gasometría en una arteria o en una vena. En este marco podemos hablar de la sepsis (se genera ácido láctico y nos e usa el oxígeno) y de la cetoacidosis diabética (no es posible usar la glucosa y se generan cuerpos cetónicos).