El indeterminismo es la doctrina que rechaza la existencia del determinismo. Para comprender el concepto, por lo tanto, es imprescindible centrarse primero en la idea de determinismo.
Frente al determinismo
Se denomina determinismo a la teoría que sostiene que los fenómenos naturales se encuentran necesariamente determinados según sus condiciones iniciales. De acuerdo a esta postura, las acciones que realizan las personas y la totalidad de los acontecimientos en general se encuentran vinculadas entre sí y están determinadas por una serie de sucesos previos.
Para el indeterminismo, por el contrario, no existe una línea causal que lleve a los acontecimientos a depender entre sí de manera necesaria. Se contempla la intervención del azar y se acepta el libre albedrío del ser humano.
A grandes rasgos puede afirmarse que el indeterminismo sostiene que no existen leyes que determinen un curso natural de las cosas. Dicho de otro modo, el devenir no registra una dependencia de algo (no hay causalidad). Es interesante señalar que, para la mayoría de los físicos, la naturaleza resulta aleatoria y caótica; ergo, no puede predecirse.
El azar contra la causalidad
La dicotomía entre indeterminismo y determinismo es, en cierto modo, la oposición entre el azar y la causalidad, o entre la libertad y la necesidad. Se trata de la consideración acerca de la presencia de estos factores en la relación entre los procesos y sus efectos.
En el medio de ambas posiciones, hay autores que indican que, en el avance de los procesos naturales, intervienen tanto la necesidad como el azar. Existe un punto donde el desorden y el orden se enlazan sin anularse.
Causas necesarias pero insuficientes
Los defensores del indeterminismo no tienen que negar la existencia de las causas. Por el contrario, pueden sostener que las únicas que existen son aquellas que no restringen el futuro a una sola vía posible; por ejemplo, pueden afirmar que solamente existen aquellas que son necesarias pero insuficientes.
Veamos la distinción entre ambos tipos de causas a continuación:
* si x es una causa necesaria de y, entonces la presencia de esta última indica que la primera la precede en el tiempo. La existencia de la primera, por otra parte, no nos asegura que la segunda vaya a existir;
* con respecto a las causas suficientes, si x lo es de y, entonces la presencia de la segunda indica que la primera puede haberla precedido. Sin embargo, y puede existir a causa de otra, de manera que su presencia no es garantía de ninguna otra.
Todas las cosas pueden tener una causa necesaria, incluso respetando los principios del indeterminismo, ya que el futuro es incierto y una condición necesaria no lleva a un único e inevitable efecto. Las causas dentro del indeterminismo deben entenderse como una posibilidad, y su aceptación conduce a que la afirmación «todo tiene una causa» no sea necesariamente determinista.
Causas y probabilidad
Si entendemos las causas con una mirada determinista, entonces si A es la causa de B, B siempre debe ser precedida de A. Dicho de otra manera, entramos en un conflicto al analizar ejemplos tan básicos como la afirmación «la guerra provoca muertes», porque si la muerte sólo puede ir precedida de la guerra, entonces ésta no tiene ninguna otra causa posible.
Esto abre las puertas al indeterminismo, gracias al cual podemos incluir el concepto de probabilidad en la conversación, gracias al cual las afirmaciones se vuelven más realistas. Por ejemplo: «las guerras suelen provocar muertes, de manera que en plena guerra es probable que ocurran muertes a causa de ella». De esta manera, podríamos hablar de los accidentes de tráfico y las muchas enfermedades mortales que conocemos, por ejemplo, y atribuirles también la probabilidad de muertes.