La inmunología es la disciplina que se dedica a estudiar la inmunidad biológica. Así se denomina a la respuesta particular de un organismo ante un antígeno o al estado de resistencia que tiene una especie o un individuo frente a ciertas acciones patógenas.
El sistema inmunológico, también llamado sistema inmune o sistema inmunitario, se compone de las estructuras y los procesos que le permiten a un organismo reconocer un elemento extraño (externo o interno) y brindar una respuesta. Dicha respuesta inmunológica o inmunitaria apunta a la recuperación del equilibrio (la homeostasis).
Se denomina inmunología, en este marco, a la especialidad que analiza el funcionamiento del sistema inmunitario, ya sea en una situación de enfermedad o en un organismo saludable. Además de las características fisiológicas, químicas y físicas de los diversos elementos que componen el sistema inmunológico, también estudia las alteraciones del funcionamiento, como las inmunodeficiencias y las enfermedades autoinmunitarias.
Los orígenes de la inmunología se remontan varios siglos antes de Cristo. En la Antigua Grecia, se detectó que las personas que se recuperaban de determinadas infecciones quedaban con una protección contra la enfermedad en cuestión. A partir de entonces se comenzaron a investigar los fenómenos inmunitarios.
Es posible reconocer diversas ramas de la inmunología. La inmunología clínica se centra en las enfermedades que provocan los trastornos del sistema inmunológico, teniendo en cuenta los desórdenes causados por hipersensiblidad, la autoinmunidad y la inmunodeficiencia. La inmunoterapia, en tanto, considera la utilización de elementos del sistema inmunológico para tratar un trastorno o enfermedad. La inmunología celular, la inmunología humoral, la inmunología neuronal y la inmunología evolutiva son otras clases de inmunología.
El químico y bacteriólogo Louis Pasteur, oriundo de Francia, probó que la vacunación era efectiva a pesar de desconocer las razones. Por su parte, Shibasaburo Kitasato y Emil von Behring expusieron en el año 1890 la primera camada de información acerca del modo en el que funciona el sistema inmune y demostraron que el suero proveniente de otras especies animales previamente inmunizados contra la difteria podía pasar la inmunidad a individuos que no hubieran sido inmunizados.
Unos años después, diversos científicos fueron capaces de probar que el suero inmune poseía un componente activo capaz de precipitar y neutralizar toxinas, además de aglutinar bacterias. El nombre que le dieron a este dicho componente es antitoxina, precipitina y aglutinina, aunque más tarde Elvin Kabat probó que las inmunoglobulinas eran las que causaban todas las actividades recién expuestas. Los anticuerpos, de hecho, son las moléculas activas de las inmunoglobulinas.
La epidemiología es una disciplina que se enmarca en la medicina y se enfoca en el estudio de la frecuencia, los factores y la distribución de las enfermedades que se presentan en las poblaciones humanas. La inmunología clásica es uno de sus campos y tiene como objetivo el estudio del vínculo que hay entre la inmunidad, los patógenos y los sistemas corporales.
El primer escrito que se conoce acerca de la inmunidad trata acerca de la plaga que tuvo lugar en Atenas en el año 430 a. C., aproximadamente. El historiador y militar Tucídides descubrió que las personas que habían superado un ataque de la enfermedad eran capaces de cuidar a los enfermos sin contagiarse, algo que en la actualidad puede parecer lógico pero no se sabía por aquel entonces.
Si bien muchos otros estudiosos apreciaron el mismo fenómenos, fue recién a finales del siglo XIX y comienzos del XX que la ciencia le dedicó la atención adecuada. El estudio del sistema inmune, incluyendo sus componentes moleculares y celulares, la función de cada uno y el modo en el que interactúa con los demás es el foco principal de la inmunología.