Se denomina insecticida al producto que sirve para provocar la muerte de insectos. Un insecto, en tanto, es un animal artrópodo que presenta el cuerpo segmentado, dispone de antenas y cuenta con alas.
Control de plagas
Los insecticidas son compuestos químicos que forman parte del conjunto de los biocidas ya que apuntan al control y la eliminación de organismos que se consideran perjudiciales para el ser humano. También puede decirse que los insecticidas son pesticidas o plaguicidas.
Dependiendo de su modo de acción, el insecticida puede actuar sobre los huevos, las larvas o los ejemplares adultos del insecto. Por lo general se encargan de inhibir ciertas enzimas esenciales para la vida. Hay insecticidas que actúan por respiración (a través de la tráquea), por ingestión (en el tracto digestivo) o por contacto (atraviesan la cutícula).
Historia
Los orígenes de los insecticidas se remontan, al menos, a la Antigua Grecia. Allí se buscaba repeler a los insectos e incluso se recurría a sustancias insecticidas para la protección de las momias.
La necesidad de alejar a las plagas de los cultivos fue el gran incentivo para el desarrollo de insecticidas más eficaces. Con el tiempo también se comprendió que la toxicidad de estos elementos debía afectar específicamente a los insectos y no a las plantas ni a las personas o a otros animales.
De este modo, hoy en día se busca que los insecticidas tengan toxicidad reducida para el ser humano, el resto de la fauna y la flora. Además se pretende que sean muy específicos (es decir, que solo afecten al organismo que se desea eliminar).
Insecticidas caseros
Por diferentes razones, mucha gente prefiere elaborar sus propios insecticidas. En general, desean proteger a sus familiares y mascotas de los efectos nocivos que podrían provocarles los productos industriales, y por eso se decantan por recetas inofensivas para ellos pero eficaces contra las plagas de insectos. El más común es el espray de ajo, ya que este ingrediente es un muy buen repelente de origen natural que actúa sobre todo contra el pulgón.
Para la preparación es necesario triturar unos clavos de olor, una cabeza de ajo y mezclarlo todo con dos tazas de agua. Debemos dejarlo alrededor de 24 horas antes de agregar 3 litros de agua y mezclarlo bien. Finalmente, se puede vaporizar sobre las hojas afectadas por los insectos. Para plagas de roya, mildiu y oidio, que suelen proliferar durante las épocas de más calor y humedad, se recomienda un insecticida con leche. Para preparar un litro, se necesitan dos partes de leche por cada ocho de agua y 20 gramos de bicarbonato de sodio; luego de mezclar los ingredientes, ya se puede aplicar.
El tomate tiene una composición abundante en alcaloides, razón por la cual ahuyenta con éxito diversos insectos, entre los que destacan la oruga, el gusano y el pulgón. Para elaborar un insecticida con tomate debemos comenzar por picar sus hojas y dejarlas en agua durante alrededor de 10 horas, para finalmente agregar dos tazas de agua y mezclar bien. Es importante señalar que este insecticida casero sí puede resultar tóxico para los animales.
Contra caracoles y orugas es muy efectiva la cáscara de huevo, algo que suelen usar muchos en sus huertas también para fertilizar la tierra. Un método muy común consiste en triturar la cáscara y esparcirla alrededor de cada planta en forma de círculo. Junto con las babosas, los caracoles se encuentran entre las peores plagas para las plantas más jóvenes. Por esta razón debemos tomar todas las precauciones posibles para frenar su avance y su proliferación. Contra ellos también funcionan la cafeína, la cerveza y la ceniza de madera.