El adjetivo insectívoro, que procede del vocablo latino insectum, se emplea para calificar al animal cuya alimentación se basa sobre todo en la ingesta de insectos. El término también permite aludir a la planta capaz de atrapar y digerir insectos.
Antes de avanzar, es importante recordar que un insecto es un artrópodo: un invertebrado cuyo cuerpo, recubierto por una cutícula, presenta varios segmentos y tiene apéndices. El cuerpo de un insecto se divide en abdomen, tórax y cabeza y cuenta con tres pares de patas, un par de antenas y, por lo general, al menos un par de alas.
Especies que comen insectos
Las especies que se alimentan de estos animales reciben el nombre de insectívoros. Hay otras especies que, si bien comen insectos, estos no representan el alimento más importante de su dieta, con lo cual no son calificadas como insectívoras.
Los osos hormigueros, los murciélagos, las golondrinas y las arañas son insectívoros. Incluso existen insectos insectívoros, como las libélulas y las avispas.
Plantas insectívoras
Como expresábamos líneas arriba, también hay plantas insectívoras (otro nombre por el que se conocen es plantas carnívoras). Por lo general estos ejemplares se desarrollan en terrenos con un nivel bajo de nitrógeno, con lo cual deben complementar su alimentación con proteínas procedentes de animales (que incluyen este elemento). En este marco, los vegetales insectívoros comen insectos, más allá de que la cantidad más alta de energía la obtienen de otras fuentes diferentes.
El tratado más antiguo acerca de las plantas insectívora data del año 1875 y fue redactado por el naturalista inglés Chales Darwin, un científico cuyo estudio de la evolución humana resulta relevante incluso al día de hoy. De acuerdo con las observaciones de los expertos, las plantas insectívoras se dividen en once linajes que se representan en más de doce géneros y cinco familias, con un total de especies que ronda las seiscientas treinta. Su comportamiento alimentario consiste en atraer a los insectos para luego atraparlos y absorber sus nutrientes por medio de la acción de bacterias digestivas o enzimas especializadas.
A modo de ejemplo podemos mencionar que las plantas conocidas como rocío de sol son insectívoras. Gracias a los tentáculos que les permiten capturar y digerir a los insectos, se alimentan de este modo.
Plantas insectívoras: forma de captura
Una clasificación de las plantas insectívoras hace referencia a la estrategia que emplean para atraer y atrapar a sus presas, algo que puede resultar tan fascinante como espeluznante. Comencemos por el mecanismo denominado pinzas, el que usan la Dionaea muscipula (venus atrapamoscas) y la Aldrovanda vesiculosa. Producen un néctar dulce que atrae a ciertos insectos y animales de pequeño tamaño, los cuales se posan sobre la hoja y, si en menos de cinco segundos tocan dos de sus cilios detectores, ésta se cierra con un movimiento similar al de una pinza.
Por otro lado se encuentran las que usan unos pelos pegajosos, como ser Pinguicula, Drosophyllum, Byblis y Drosera. Esta última, por ejemplo, tiene hojas próximas al suelo que producen un líquido viscoso de aroma parecido a la miel. Dadas sus características, provoca que los insectos queden adheridos a los pelos de la hoja en cuanto se posa sobre ella. Seguidamente, sus tentáculos se cierran haciendo un movimiento curvo. Hasta que vuelven a abrirse pueden pasar hasta catorce días.
También podemos mencionar las llamadas plantas odre, que usan trampas de caída. Su forma es similar a la de una jarra, en cuyo interior alojan una sustancia que usan para ahogar a sus presas. En primer lugar, las atraen con ciertos aromas que surgen del borde de dicha estructura, el cual es resbaladizo y provoca que caigan en su interior hasta llegar al fondo, donde realizan el proceso digestivo.