Con origen etimológico en el francés loterie, una lotería es un sorteo o una rifa que entrega dinero en efectivo, objetos u otra recompensa a los ganadores. Se trata de un juego de azar.
Para participar de la lotería, es necesario contar con uno o más números, que suelen distribuirse en billetes o boletas. Así el jugador compra los números antes de que se realice el sorteo: si salen esos números en la jugada correspondiente, obtiene un premio.
Los números se extraen de un recipiente o de una tómbola totalmente al azar: no es posible elegirlos. Por lo tanto, para ganar la lotería no se puede hacer nada más que comprar algún número, ya que no hay posibilidad de apelar a alguna destreza o al talento para tener más chances.
Se denomina lotería nacional al juego de este tipo que es impulsado por el Estado. Un organismo estatal, en este marco, pone en venta los billetes con los números que luego se extraen en un sorteo.
El dinero recaudado por la lotería nacional a través de los billetes suele destinarse al ámbito de la asistencia social. De esta forma, los ciudadanos que compran los números colaboran con los más necesitados mientras aspiran a ser favorecidos por la suerte.
La idea de lotería también permite aludir a un juego de mesa. En este caso, la lotería se basa en el reparto de cartones con números entre los jugadores y el sorteo que permite ir determinando los números ganadores. El jugador que completa primero los números de su cartón es el ganador.
Frases como «sacarse la lotería» o «tocarle la lotería», por último, hacen referencia a resultar beneficiado por algo inesperado. Por ejemplo: «¡Me saqué la lotería! Mis padres se irán de viaje y tendré la casa para mí solo durante todo el fin de semana», «Con su trabajo nuevo, a Claudia le tocó la lotería: tiene un sueldo altísimo y viaja por todo el país hospedándose en hoteles cinco estrellas».
En estos dos últimos ejemplos podemos apreciar con bastante claridad las diferentes formas en las cuales los seres humanos percibimos la idea de «suerte», tanto de la bueno como de la mala. Esto puede -y suele- cambiar a lo largo de todas las etapas de la vida, pero responde a la manera de ser de cada individuo. Mientras que para un adolescente quedarse solo en su casa puede significar la gloria, las exigencias de una persona adulta suelen apuntar al éxito profesional y el poder adquisitivo.
Claro que esto no es siempre así, sino que existen casos exactamente opuestos (personas que desde pequeñas aspiran a lograr grandes cosas a nivel profesional y adultos que se conforman con mirar la tele el fin de semana) y una infinidad que se encuentran entre estos dos.
La lotería goza de una gran popularidad en ciertas partes del mundo, con marcadas diferencias que se pueden apreciar a simple vista. Por ejemplo, en España forma parte de la cultura a un punto imposible de ignorar: los vendedores de lotería se hacen oír por las calles de las ciudades más importantes y la gente no deja pasar un sorteo sin participar. En Argentina, en cambio, la lotería pasa más desapercibida.
Una de las razones por las cuales este juego tiene tanta aceptación es la oportunidad de «volverse rico» de un segundo a otro, un sueño que comparten casi todos los seres humanos de las clases trabajadoras. La vida es muy difícil para quienes deben madrugar a diario, viajar en malas condiciones a su puesto de trabajo y luego permanecer allí hasta la noche maltratando su cuerpo; la mera posibilidad de dejar este cuadro atrás es un incentivo suficiente para seguir adelante.