El vocablo latino lustrāre, que puede traducirse como “purificar”, llegó al castellano como lustrar. Este verbo (lustrar) hace referencia a dar lustre: es decir, brillo.
Lustrar, por lo tanto, es una acción que se realiza para que algo quede brillante o reluciente. Con este objetivo, es posible lustrar diferentes tipos de superficies.
Una joya se puede lustrar, al igual que un mueble o un automóvil. Las características del proceso dependen del material, ya que es importante evitar daños (rayones, manchas, etc.).
Para lustrar una mesa de madera, por ejemplo, primero es necesario quitarle el polvo con un cepillo suave o un paño. Luego puede aplicarse algún producto especializado para la limpieza de madera, teniendo en cuenta el acabado.
El lavado de la carrocería, en tanto, es el paso inicial para lustrar un auto. Con abundante agua, una esponja y un limpiador para vehículos se debe quitar la suciedad superficial. Tras el secado, se puede aplicar un lustrador apropiado según la clase de pintura.
Lustrar zapatos también demanda, como acción número uno, la eliminación del polvo. Es posible realizar el lustrado con betún y finalmente eliminar el excedente con un cepillo.
Se conoce como lustrador, lustrabotas o limpiabotas al individuo que trabaja limpiando y lustrando el calzado. Es habitual que estas personas se instalen en la calle o que recorran la vía pública con un cajón y los productos necesarios a cuestas para ofrecer su servicio a los transeúntes.
Por lo general quienes se dedican a lustrar calzado son sujetos que necesitan ganar dinero en el día a día para su subsistencia y que carecen de los estudios o recursos necesarios para conseguir mejores empleos.
El término «lustrar» tiene varios sinónimos, algunos de los cuales citamos a continuación: bruñir, abrillantar, alustrar, pulir, pulimentar, limpiar y acicalar. Como podemos apreciar, no todos ellos son muy comunes en el habla cotidiana ni tienen el mismo significado en cualquier contexto.
Por ejemplo, si usamos el verbo «limpiar» para sustituir «lustrar» en cualquier caso, probablemente alteremos el significado de la oración a menos que le demos al interlocutor más información contextual. No es lo mismo decir «Ayer lustré mi coche» que «Ayer limpié mi coche»; la segunda oración puede hacer referencia a un proceso más profundo de limpieza o incluso más general, como ser quitarle el polvo a la cabina y lavar la carrocería con agua.
De hecho, el proceso de lustrado de un coche no consiste únicamente en limpiarlo, sino que se enfoca en la eliminación de la capa de barniz exterior que se encuentra deteriorada por el uso y el paso del tiempo. Esto le ocurre a la pintura de forma inevitable y por eso su aspecto empeora.
A causa del clima, de la suciedad y de no lavar la carrocería de manera correcta la capa externa de barniz se deteriora poco a poco hasta que el coche pierde su brillo original. Para mejorar su aspecto debemos comenzar por lavarlo. Lejos de lo que pueda parecer, este paso es crucial: los resultados no serán satisfactorios si no escogemos un jabón adecuado o si no retiramos el excedente con abundante agua.
Antes de continuar, es muy importante secar el coche por completo. Para ello podemos ayudarnos con un paño suave y limpio, haciendo movimientos circulares sobre toda la superficie.
Es importante señalar que para lustrar el automóvil debemos aparcarlo a la sombra: si aplicamos un producto lustrador bajo la luz del sol es muy probable que se generen marcas en la pintura. Además de escoger el producto para lustrar la carrocería debemos decidir si efectuar el proceso de forma manual o con ayuda de una máquina. En cualquier caso, se recomienda estudiar bien el procedimiento antes de comenzar.
