La melatonina es una hormona que se halla en algas, bacterias, hongos, plantas, animales y personas. Esta sustancia interviene en múltiples procesos celulares y está vinculada al ciclo del sueño.
En los vertebrados la melatonina se produce sobre todo en la glándula pineal, una glándula endócrina también denominada epífisis cerebral. Su elaboración está influenciada por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, que a su vez procesa la información procedente de la retina respecto a patrones de oscuridad y de luz.
Si un sujeto presenta un nivel reducido de melanina, puede sufrir desde insomnio hasta depresión. Además se cree que este déficit hace que el proceso de envejecimiento se desarrolle de manera más acelerada.
Es importante tener en cuenta que la secreción de melatonina varía de acuerdo a factores endógenos y ambientales. De esta manera, la edad, la estación del año, el estrés, la temperatura y la exposición a la luz inciden en la presencia de melatonina en el organismo.
La liberación de la melatonina se produce en la oscuridad. Por eso su producción se incrementa a medida que disminuye la luz ambiental: se estima que la mayor elaboración tiene lugar entre las 2 y las 4 horas. Una vez que es liberada por la glándula pineal, la melatonina llega a todos los tejidos y las células mediante la circulación de la sangre.
Los hábitos del sueño son regulados por esta hormona que sincroniza el reloj biológico. Las personas que no logran dormir bien pueden recurrir a la melatonina que se comercializa en farmacias, por lo general en forma de cápsulas. De todos modos, el consumo de melatonina puede provocar efectos secundarios como náuseas, somnolencia, mareos y dolores de cabeza.
Por un lado, ciertas investigaciones apoyan el consumo de suplementos de melatonina para combatir la fase de sueño retrasada y el insomnio, entre otros trastornos del sueño. Sin embargo, si se usa durante mucho tiempo sin pausa puede traer efectos secundarios como los mencionados en el párrafo anterior u otros, menos comunes pero más graves, como cuadros pasajeros de depresión, leves temblores, aumento de la irritabilidad, desorientación, hipotensión, ansiedad, cólicos y sensación de confusión.
Aparte de los efectos secundarios directos, es necesario saber que los suplementos de melatonina no siempre se pueden consumir en conjunto con otros medicamentos, entre los que se encuentran los antiagregantes plaquetarios, los anticoagulantes, los anticonceptivos, los anticonvulsivos, los que tratan la diabetes y los inmunosupresores.
Esto nos lleva a la distinción entre las personas matutinas y las vespertinas. Las primeras producen la melatonina durante las primeras horas de sueño y por esta razón descansan de forma adecuada durante la noche y no tienen dificultades para levantarse temprano. En el caso de las vespertinas, por otro lado, la secreción de melatonina tiene lugar más tarde, cuando se acerca el final de la noche, y esto repercute en que no les resulte fácil madrugar.
Los matutinos suelen mostrarse especialmente activos y productivos durante las primeras horas del día: no sólo se levantan temprano de la cama sino que su cerebro parece cargar toda la información necesaria para conversar y resolver problemas en cuestión de segundos. Son especialmente eficientes en trabajos de oficina que comiencen a la madrugada.
Los vespertinos, en cambio, experimentan un comienzo mucho más lento y difícil: no disfrutan para nada de levantarse temprano, suelen mostrarse poco amigables durante las primeras horas del día y no les gusta que les hablen o los presionen a responder preguntas hasta que finalmente se despabilan. Y es entonces, por la tarde, que la situación se revierte, ya que su rendimiento se acrecienta a la vez que se reduce el de los matutinos.