Cuando una economía crece y posibilita una evolución hacia una mejor calidad de vida, se habla de desarrollo. Un país desarrollado, en este marco, es aquel que permite a sus habitantes satisfacer sus necesidades en libertad y en un ambiente seguro.
Suele asociarse el desarrollo económico a una buena calidad de vida. Esto puede medirse a través de diferentes indicadores que analizan la riqueza, el acceso a la salud y a la educación, la infraestructura y otras cuestiones.
Un país desarrollado, de este modo, dispone de un producto bruto interno (PBI) alto, al igual que elevados ingresos per cápita. Se trata de naciones que cuentan con hospitales equipados, caminos en buen estado y centros educativos modernos, por mencionar algunas posibilidades.
Por lo general, los países desarrollados son aquellos que están industrializados. En el otro extremo, los países subdesarrollados o en vías de desarrollo basan sus economías en la agricultura. Por lo tanto, mientras que los países subdesarrollados venden materias primas sin valor agregado, los países desarrollados añaden valor y ofrecen productos de mayor precio.
Muchas veces se traza una diferenciación entre el primer mundo (cuyos miembros alcanzaron un grado avanzado de desarrollo humano) y el tercer mundo (con integrantes que padecen un atraso económico y social). Los países desarrollados se ubican en el primer mundo, mientras que los países subdesarrollados o periféricos se encuentran en el tercer mundo.
En definitiva, un país desarrollado es rico, o al menos dispone de una riqueza superior a la media. Esto le permite sentar las bases para que sus ciudadanos, en su mayoría, no pasen privaciones materiales y puedan aprovechar sus potencialidades.
Un indicador que se encuentra entre los más utilizados para determinar el nivel de desarrollo de un país es el índice de desarrollo humano, el cual suele mencionarse como IDH. En el IDH se toman en cuenta diversos factores, como ser la educación, la riqueza y la sanidad.
Por otro lado tenemos los márgenes per cápita de países desarrollados, un indicador establecido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), una organización ubicada en los Estados Unidos que desde el año 1944 cumple funciones como otorgar recursos financieros a los países que no pueden hacer frente a sus deudas apoyándose únicamente en sus propias industrias.
Los márgenes per cápita comienzan en los 20 000 dólares norteamericanos, aunque en el caso de la paridad poder adquisitivo este valor comienza en los 22 000 dólares. Este último concepto, el PPA, se define como la suma final de todos los bienes y servicios que ha adquirido un país determinado al valor monetario de otro, que se toma como referencia.
No hay un único criterio para calificar el desarrollo de un país, aunque el más fiable y generalizado es el concepto de calidad de vida, el cual reúne una serie amplia y variada de aspectos, desde el social hasta el mental, pasando por la comunidad y la medicina, la política y la sociología.
Si bien no se puede usar un criterio solo de forma infalible para estudiar estos aspectos, podemos decir que en más de un caso los siguientes tres puntos hablan de un país que puede ser calificado como desarrollado:
* posee un IDH muy elevado, de acuerdo con lo que determine la Organización de las Naciones Unidas (ONU);
* los estatutos del FMI nos permiten señalar que cuenta con el estatus de economía avanzada;
* sus ingresos son altos, de acuerdo con lo que señale el Banco Mundial.
El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, aportó como parte de su trabajo una definición del concepto de país desarrollado que resulta muy fácil de entender, aunque nos demuestra lo difícil que es para una sociedad alcanzar esta meta: se trata de aquel en el cual los habitantes pueden vivir en libertad y gozar de salud en un entorno seguro.