Se denomina paramagnetismo a una clase de magnetismo en la cual un material es débilmente atraído por un campo magnético que se acciona desde el exterior. Esto quiere decir que aquello que es paramagnético dispone de una cierta susceptibilidad frente a un campo magnético.
Cuando se elimina el campo magnético externo, el material paramagnético no logra mantener las propiedades magnéticas. Las condiciones del paramagnetismo están vinculadas a la realineación que el campo magnético externo genera en las trayectorias de los electrones y al hecho de que el material cuenta con electrones no apareados.
Puede afirmarse que el paramagnetismo refleja la tendencia que tienen los momentos magnéticos libres a disponerse de modo paralelo a un campo magnético. Cuando los momentos magnéticos establecen un enlace fuerte entre sí, se trata de ferromagnetismo.
La ausencia de un campo magnético externo hace que los momentos magnéticos no se alineen de forma paralela, sino que se acomoden al azar. La influencia del campo magnético exterior, por el contrario, provoca la tendencia de la alineación paralela.
Un material ferromagnético, en definitiva, refleja una atracción débil por un campo magnético exterior. La atracción no es suficiente para producir el fenómeno que se conoce como ferromagnetismo. El paramagnetismo, además, supone el desvanecimiento de las propiedades magnéticas al desaparecer el campo magnético que actúa desde el exterior: el material en cuestión, pues, no está magnetizado permanentemente.
El aluminio, el magnesio, el litio, el titanio y el platino son algunos de los materiales con propiedades de paramagnetismo. Esta cualidad puede aprovecharse de distintas maneras a nivel industrial.
En este marco debemos hablar de la ley de Curie, cuyo nombre hace referencia a su creador, el científico francés Pierre Curie, uno de los pioneros en el campo de la radiactividad. En su definición se expone que cuando los campos magnéticos son bajos, podemos apreciar una magnetización en los materiales paramagnéticos que se encuentra en la reacción del campo externo y su magnitud se describe haciendo uso de la siguiente ecuación: M = χH = C/T H.
Veamos a continuación el significado de cada una de las variables de la ecuación recién expuesta:
* χ, la vigésima segunda letra del alfabeto griego, que se pronuncia ji en nuestro idioma, en este caso se usa para hacer referencia a la susceptibilidad magnética molar. Este valor representa la magnitud que una sustancia dada tiene de susceptibilidad a la magnetización. Si es positiva, la magnetización actúa reforzando el campo, mientras que si es negativa se opone al mismo;
* M es el resultado de la ecuación, es decir, el valor de magnetización que se obtiene tras haber resuelto todas las otras incógnitas;
* H es la fuerza del campo magnético, la magnitud física que describe su vector. Dependiendo de la fuente, algunos se refieren a este concepto mediante el nombre densidad de flujo magnético, mientras que otros lo llaman vector inducción magnética;
* T denota la temperatura absoluta medida en kelvin. Antiguamente, esta unidad se llamaba grado Kelvin y fue creada a mediados del siglo XIX por William Thomson, barón de Kelvin;
* C indica la constante del material, la cual es específica de cada uno. En términos más técnicos, esta variable se conoce como constante de Curie.
La ley de Curie nos dice que los materiales paramagnéticos tienen una tendencia a incrementar su magnetismo a medida que aumenta el campo aplicado, y a reducirlo si se eleva la temperatura. Es importante señalar que solamente se puede aplicar a temperaturas altas o campos bajos, porque si casi todos los momentos magnéticos están alineados no aporta resultados correctos. En un caso como este, próximo a la saturación magnética, la respuesta ya no es lineal y la magnetización deja de crecer.