La paz interior es un estado que el ser humano consigue al alcanzar equilibrio emocional y armonía tanto a nivel físico como mental. Estar en plenitud y lograr un bienestar general no significa que no haya problemas por resolver o dificultades por superar, sino que al sentirse bien y mantenerse en calma uno puede pensar con claridad, practicar la aceptación, sacarle provecho a la espiritualidad, cultivar el optimismo y atravesar los obstáculos con la mayor serenidad posible.
Para desplegar al máximo el propio potencial, llevar adelante una vida agradable y conquistar metas es importante hacer un gran trabajo de introspección y llegar a un profundo nivel de autoconocimiento. Reconocer las emociones, analizar las conductas y tener conciencia de la personalidad, la forma de ser y de cómo se actúa son grandes puntos de partida en el camino hacia el crecimiento personal.
La meditación, la fe, el yoga y la práctica de tai chi son, desde la perspectiva de diferentes culturas, estrategias efectivas para gozar de paz interior y llegar al estado de iluminación o consciencia que otorga el bienestar emocional.
Cambiar egoísmo por generosidad, obrar bien sin esperar nada a cambio, demostrar empatía y mantener la humildad, en tanto, trazan un perfil de buena persona que deja tranquilidad de conciencia y lleva, indefectiblemente, a que uno pueda sentirse en paz sabiendo de sus intenciones nobles y sus conductas correctas.
Tácticas para alcanzar la paz interior
Existe un amplio abanico de tácticas para alcanzar la paz interior. En función del estilo de vida, las necesidades, las posibilidades, los saberes y las creencias individuales se le dará prioridad o mayor preponderancia a unas alternativas y se dejarán de lado otras. Pero interiorizarse sobre todas las herramientas a disposición siempre es más enriquecedor.
Para promover la liberación de estrés, estimular la relajación, despojarse de pensamientos negativos y apreciar los beneficios de la respiración consciente son recomendables el yoga, la meditación, la creación de mandalas y la técnica de mindfulness, por enumerar algunas opciones a modo de referencia.
El desapego, por otra parte, es vital. Hay que animarse y aprender a desprenderse de todo aquello que mental, física y materialmente desorganiza, perturba y atenta contra el equilibrio. La paz interior y la libertad se ganan cuando, de manera simultánea, se consigue soltar el pasado y enfocarse en el presente.
Fomentar relaciones positivas, practicar la bondad, observar la naturaleza, efectuar retiros espirituales e ir tras un masaje terapéutico que alivie tensiones se traduce en cambios favorables en el día a día.
También hay que deleitarse con tés relajantes, hacer viajes espirituales y establecer límites saludables para renovar la energía y atraer la prosperidad.
El valor de los buenos hábitos
Los buenos hábitos poseen un valor inmenso en la persecución del bienestar integral. Si bien llevar una vida ordenada no es garantía de no contraer enfermedades, a través de ella el riesgo de desarrollar y padecer numerosas patologías se reduce en gran medida.
Realizar ejercicio físico con constancia, adoptar un plan de nutrición consciente que incite a comprometerse con la alimentación seleccionando ingredientes que sean aliados de la buena salud y lograr horas continuas de sueño reparador siempre hace bien. No adquirir costumbres que generan malas consecuencias como sucede al fumar, excederse en el consumo de bebidas alcohólicas o al consumir estupefacientes es clave para cuidar el organismo.
Diseñar rituales diarios basados en actividades que suministren placer, goce, calma y buen humor es otra maniobra reconfortante. En este marco pueden considerarse acciones como escuchar música relajante después de cenar, despejar la mente tomando baños de sal, expresarse mediante el arteterapia y regalarse momentos de silencio. Tener un espacio sagrado personal en algún rincón del hogar, evitar la sobrecarga de información y cargarse diariamente de energía positiva son otras ideas a tener en cuenta si se desea mejorar la calidad de vida.
Factores que atentan contra la paz interior
Es necesario identificar y darle batalla a los factores que atentan contra la paz interior. Los entornos negativos, las adicciones, el exceso de trabajo, el estrés, los problemas de salud y toda clase de conflicto desarmonizan, distraen y alteran.
El autoconocimiento, el autocuidado, la búsqueda de propósitos de vida y las sesiones de terapia ayudan a reconocer fortalezas y debilidades, a focalizar metas y a ir, paulatinamente, modificando todo lo que esté al alcance de uno en pos de la felicidad y la tranquilidad. Invertir tiempo y recursos en el bienestar personal vale la pena y es conveniente siempre, sin excepción.
No hay que perder de vista que toda cuestión limitante, el miedo y la inseguridad obstaculizan e impiden la evolución interna. Fortalecer la mente con pensamientos positivos, confiar en uno mismo, apelar al autoperdón tantas veces como resulte necesario y animarse a pedir ayuda es fundamental para despojarse de temores, empoderarse y avanzar a paso firme hacia el crecimiento y el progreso.