Una polilla es una mariposa de hábitos nocturnos. Se trata de un lepidóptero: un insecto que desarrolla una metamorfosis completa y que dispone de boca succionadora y dos pares de alas.
Las polillas tienen cabeza amarillenta y cuerpo de color grisáceo, con una mancha oscura en las alas. Miden, en su adultez, aproximadamente un centímetro de largo. Sus larvas, en tanto, construyen un capullo y destruyen el material donde anidan, que puede ser un papel, un tejido o una piel.
La llamada polilla de la ropa, de nombre científico Tineola bisselliella, se caracteriza por dañar las prendas de indumentaria. Esto se debe a que las larvas se alimentan de la queratina que está presente en las fibras naturales procedentes de animales, como la lana.
Al comer estas fibras, las polillas pueden agujerear la ropa que está guardada en armarios. Es importante tener en cuenta que, gracias a la oscuridad, el interior de estos muebles resulta ideal para el crecimiento de estos animales.
Para evitar la presencia de las polillas de la ropa, es imprescindible guardar las prendas una vez que estén limpias: si presentan manchas de sudor o restos de comida, se incrementa la probabilidad de un ataque de polillas. Además es necesario barrer el suelo y limpiar cajones y estantes con frecuencia para quitar pelos e hilos que puedan haberse desprendido.
Cabe destacar que, así como las polillas de la ropa prefieren la oscuridad, otros tipos de polillas siempre se dirigen hacia las fuentes de luz. Esto se debe a que, al ser nocturnas, evolucionaron utilizando el brillo de la luna como guía o referencia para volar. Una lámpara encendida, de este modo, les provoca confusión.
Una de las polillas más peculiares del mundo es la Attacus atlas que comúnmente se conoce como polilla atlas o, de manera incorrecta, mariposa atlas. Se trata de una especie que puede alcanzar los 30 centímetros de extremo a extremo lateral con sus alas desplegadas y los 25 centímetros desde la base de las alas hasta la punta de las antenas. Las hembras exhiben un tamaño y una fuerza física mayor a las de los machos, un caso de dimorfismo sexual fácil de identificar.
Al observar las alas de una polilla atlas podemos notar sin esfuerzo que la decoran una serie de «ventanas»; sin embargo, lejos de ser huecos, se trata de partes en las cuales su tejido es traslúcido. A pesar de que su tamaño sea su característica más llamativa a simple vista, dado que las polillas y las mariposas suelen ser mucho más pequeñas, quizás exista un rasgo aún más peculiar: no se alimentan.
La polilla atlas no puede alimentarse, aunque esto no significa que no cuente con los nutrientes necesarios para mantenerse a lo largo de su vida: lo que ocurre es que su alimentación tiene lugar exclusivamente durante su etapa como larva, y una vez que atraviesa la metamorfosis su boca queda completamente sellada.
Su inmenso tamaño puede resultar intimidatorio para una persona que no sepa de su existencia, ya que supera la de cualquier pájaro común, incluyendo una paloma. Sobre todo puede darnos un susto si la encontramos en su habitual descanso sobre los troncos de los árboles, y provocamos que salga volando en cuanto nos acercamos demasiado. Hablando específicamente de su vuelo, a causa de sus dimensiones y su peso no es una especie muy apta para elevarse y deslizarse con destreza por el aire; por el contrario, suele aprovechar las corrientes para planear.
Diversos naturistas coinciden en que la función de la polilla atlas no es otra que mantener a los depredadores lejos de las larvas. No sólo su tamaño inspira respeto, sino que el diseño de sus alas nos hace pensar en dos cabezas de serpiente.