El término poroto procede del vocablo quechua purutu. Se trata de un concepto que se emplea en varios países sudamericanos para aludir a la planta, el fruto y la semilla de las especies también conocidas como judías, frijoles, alubias y habichuelas.
Los porotos son nativos del continente americano. Existen múltiples especies de este tipo, siendo herbáceas anuales que presentan tallos de hasta cuatro metros de largo, hojas de gran tamaño y flores de color blanquecino.
Su fruto se desarrolla en vainas (llamadas ejotes o chauchas en algunas regiones) y tiene semillas con aspecto de riñón. Estos porotos se consumen secos o frescos.
Preparados en guisos, ensaladas y otras elaboraciones, los porotos se caracterizan por presentar una elevada cantidad de fibra, minerales y proteínas. La fabada, el locro, el gallo pinto y la feijoada son algunos de los platos, característicos de distintas naciones, que llevan porotos.
Si bien la forma en la que se usa con mayor frecuencia el poroto es en ensalada, para lo cual debe haber sido cocido con anterioridad, esta semilla comestible es muy versátil y da lugar a una gran variedad de preparaciones. Una de ellas es el humus, una crema ideal para untar en pan muy popular entre la gente vegana pero también atractiva para cualquier persona que disfrute de los sabores vegetales.
El humus tiene una receta de poca complejidad, que no requiere mucha experiencia en la cocina pero ofrece un resultado único, como un paté vegetal que se puede usar para comer entre horas o acompañar otros platos, ya sea a modo de salsa para una ensalada o bien para colocar sobre una masa caliente. Este puré también se prepara con garbanzos, de manera que la lista de ingredientes no es muy estricta sino que se ajusta a nuestros gustos y a los productos que tengamos en casa.
Veamos a continuación los pasos de esta receta tan sencilla como deliciosa:
* colocar los porotos en el recipiente de la batidora junto con un diente de ajo, canela, tahini, cilantro (o perejil, dependiendo de los gustos y de la disponibilidad), zumo de limón, comino molido, sal, pimienta, pimentón y aceite (si es posible, de oliva);
* batir en la potencia máxima hasta que se forme una pasta de espesura similar a la del puré, aunque ligeramente más densa;
* guardar en el frigorífico hasta el momento de consumirlo.
Como puede apreciarse, basta reunir los ingredientes y batirlos para transformar una semilla en un paté, combinando su sabor tan característico con el de nuestros condimentos favoritos para obtener un resultado absolutamente diferente, que se puede disfrutar tanto en verano como en invierno. Con respecto a su presentación, depende de varios factores: si es para presentar en una reunión, se recomienda colocarlo en un plato hondo y ofrecerles a los invitados una variedad de productos sólidos para que lo unten en ellos, como ser pan de pita, nachos, grisines y patatas fritas. Si es para nuestro propio consumo, podemos almacenarlo en un táper para que se conserve mejor.
Es importante mencionar que existen varios usos simbólicos de la noción. En diferentes regiones se llama poroto a los niños pequeños, por ejemplo.
La costumbre de registrar la puntuación de ciertos juegos con porotos, en tanto, dio lugar a expresiones como “apuntarse un poroto” o “anotarse un poroto” para aludir al hecho de sumar un punto o conseguir un logro: “Mi novio se anotó un poroto con mi papá ya que le regaló un champán francés por su cumpleaños”, “El nuevo jugador del club se quedó varios minutos conversando con los simpatizantes, apuntándose un poroto para ser bien recibido”, “Gracias al acuerdo que firmé, me apunté un poroto con el jefe”.