La idea de privacidad refiere a la condición de privado: aquello que es personal y particular de un sujeto. Lo privado forma parte de la esfera individual o familiar, por lo cual no pertenece al ámbito público.
Digital, en tanto, es un adjetivo que califica al sistema o artefacto que guarda, transmite o presenta información a través de la combinación de bits (una unidad de medida que alude a la cantidad existente de información y que equivale a la selección entre dos alternativas que cuentan con las mismas probabilidades). Por extensión, se llama digital a aquello realizado mediante recursos digitales.
Qué es la privacidad digital
La idea de privacidad digital, en este marco, nombra a la defensa de los derechos de las personas en los medios electrónicos. La noción suele vincularse a los mecanismos de resguardo ante las prácticas comerciales abusivas de ciertas empresas, que recopilan la información personal de los usuarios y consumidores y la utilizan en beneficio propio.
La noción de privacidad digital, pues, apunta a salvaguardar los datos personales que los individuos vuelcan en las redes sociales y en otros sitios y servicios de Internet. Se busca que esa información no sea usada con fines distintos a los aceptados por cada sujeto ni que sea explotada por las compañías.
Clasificación según el tipo
Lo habitual es que se diferencie entre distintas clases de privacidad digital, o que se reconozcan diferentes dimensiones en ella. La privacidad de la información, por ejemplo, se asocia al derecho de las personas a definir cómo se almacenan y se usan sus datos digitales.
Se entiende que, al suministrar información para completar los procesos de registro o para desarrollar sus perfiles o cuentas, los usuarios entregan datos a las plataformas, pero no las habilitan a hacer un uso libre de los mismos. La legislación, de este modo, protege esos archivos para garantizar la privacidad digital.
La privacidad de las comunicaciones, en tanto, está relacionada con la invulnerabilidad de los procesos comunicativos que se desarrollan por vías digitales o electrónicas. Se espera que las empresas no accedan a los mensajes y contenidos que los usuarios intercambian.
La privacidad individual, finalmente, tiene que ver con no recibir contactos no deseados. Dicho de otro modo: la privacidad digital contempla que las personas no deben ser molestadas en sus perfiles y servicios en línea con el envío de publicidades, mensajes no solicitados, etc.
Consejos para cuidar la privacidad digital
Más allá de las garantías que brindan las leyes, cada persona puede tomar ciertas medidas para mejorar su privacidad digital. Desde prácticas saludables hasta la implementación de medidas técnicas, existen muchas formas de minimizar los riesgos al introducir información personal en la Web.
Los expertos subrayan que siempre hay que usar el sentido común. Así como nadie va por la calle brindando datos privados, lo ideal es cuidar aquello que se hace público en las redes sociales. También se debe prestar atención al contenido que se le suministra a las empresas.
No usar las mismas contraseñas para todos los servicios, apelar a la autenticación en dos pasos y no utilizar redes WiFi abiertas o no seguras son otras sugerencias que contribuyen, en este caso, a que la información de cada uno no sea vulnerada o interceptada por delincuentes.