Un puente es una obra que permite pasar sobre un foso, un río u otro lugar. Se trata de una estructura que se eleva sobre la superficie para facilitar los desplazamientos, haciendo que las personas o los vehículos puedan sortear algún obstáculo.
De acuerdo a sus características, es posible diferenciar entre varias clases de puentes. Un puente colgante, en este marco, es aquel que se encuentra sostenido por cadenas o cables.
Los expertos en ingeniería estructural son los encargados de proyectar los puentes. En el caso de los puentes colgantes, su plataforma (el sector que soporta la carga) está suspendida, con lo cual trabaja sobre todo a tracción.
Los primeros puentes colgantes fueron creados en zonas de montaña hace muchos siglos. Con el avance de los conocimientos, comenzaron a instalarse puentes colgantes que pueden soportar no solo el paso de seres humanos o animales, sino también de automóviles e incluso de trenes.
Los puentes colgantes más simples no tienen tirantes verticales. De todos modos, hay muchos puentes colgantes con tirantes verticales que sostienen los cables de suspensión, fijados a su vez a los extremos de la estructura.
Entre las ventajas que ofrecen los puentes colgantes frente a otro tipo de puentes, aparecen su flexibilidad, la posibilidad de ubicar la plataforma a una gran altura, el escaso material que se necesita para desarrollarlos y la construcción sin apoyo central.
En proporción, el vano central de un puente colgante puede tener una extensión considerable con respecto a la cantidad de material que se haya usado para su construcción, y esta es una de sus ventajas en el plano económico, ya que exige una inversión menor que un puente tradicional. No olvidemos que su fabricación vuelve posible la comunicación en ríos de gran amplitud o cañones con una depresión muy ancha, entre otros espacios geográficos que de forma natural nos impiden atravesarlos, por lo cual prescindir de ellos por falta de presupuesto acarrearía problemas de organización.
Con respecto a la gran altura a la que puede colocarse un puente colgante, se trata de una de sus diversas ventajas porque permite que pasen embarcaciones muy altas por debajo de su estructura. Por otro lado se encuentra la ausencia de apoyos centrales durante la etapa de construcción, que abre las puertas a ubicarlos sobre superficies generalmente problemáticas para otros proyectos, ya sea por su gran profundidad o por la agresividad de sus aguas, entre otras características.
Es importante agregar que durante la construcción de un puente colgante no es necesario realizar las tareas por debajo del mismo. Por esta razón, si se desea colocar sobre una carretera, especialmente una muy concurrida, su tráfico no deberá ser interrumpido.
También tenemos su flexibilidad, una de sus ventajas pero también uno de sus rasgos más evidentes. Esto le permite hacer frente a movimientos sísmicos y a vientos muy violentos, cuestiones que no resiste con mucha efectividad un puente de mayor rigidez. Claro que en situaciones extremas, como ser catástrofes naturales, el puente colgante también llega a su límite de resistencia; de hecho, en algunos casos debe ser inhabilitado hasta que mejoren las condiciones de su entorno.
Una de las desventajas del puente colgante es que si se construye en un terreno poco rígido demanda una gran inversión económica para las tareas de cimentación. También es necesario señalar que su flexibilidad no es adecuada para ciertas cargas que concentran un peso considerable en una extensión relativamente corta.
Uno de los puentes colgantes más famosos del mundo es el Golden Gate Bridge, ubicado en Estados Unidos. Este puente colgante enlaza el sur del condado de Marin con el norte de la península de San Francisco.