El vocablo latino ramus llegó al castellano como ramo. La primera acepción del término que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere a una rama de segundo orden o a aquella que nace de una rama madre. También se llama ramo a la rama que fue seccionada de un árbol.
Un ramo, en este sentido, es una estructura que surge del tronco de una planta. En ella se originan los frutos, las hojas, etc.
Se denomina ramo, por otra parte, a una agrupación de hierbas o flores. Los ramos pueden usarse en distintos contextos de acuerdo a sus características.
Los ramos de flores son obsequios frecuentes en una pareja, sobre todo cuando un hombre desea agasajar a una integrante del género femenino. Este regalo incluso puede formar parte de un plan de seducción, como muestra de interés.
Es habitual, por otra parte, enviar ramos de flores a un funeral para expresar la congoja que se siente por el fallecimiento del individuo. El ramo de novia, en tanto, es un complemento del vestido que luce una mujer al contraer matrimonio.
Dado que el ramo de flores se puede usar en situaciones y ámbitos tan diferentes, sobra decir que para armarlo de forma adecuada es necesario combinar la intuición con el buen gusto y, por supuesto, una serie de conocimientos y técnicas que nos permitan conseguir un producto perfecto. En esta época, más que nunca, gracias a las posibilidades que nos brinda Internet de publicar y consultar tutoriales, cada vez más gente se aventura a elaborar productos que años atrás habría comprado.
Uno de los incentivos para hacer un ramo casero es el coste: incluso si no conseguimos el acabado profesional de una floristería, la diferencia de precio puede ser considerable. Si se trata de un regalo para una persona que nos conoce bien y nos quiere, entonces sabrá apreciar nuestro esfuerzo y no le importará que no le demos un producto impecable. Por otro lado, hacerlo por nuestra cuenta puede resultar terapéutico, ya que se trata de una actividad artística que exige la combinación de varias acciones enfocadas en la creación.
El primer paso antes de embarcarnos en la elaboración del ramo es visualizar en nuestra mente el diseño que deseamos conseguir, la cantidad de colores y formas que deseamos combinar, el tamaño y otras propiedades que nos orienten hacia el segundo paso: escoger las flores. Si no estamos muy seguros o no tenemos experiencia previa, siempre podemos optar por un pequeño surtido de especies; por ejemplo, cinco diferentes y reunir tres o más tallos de cada una.
Algunas de las flores más duraderas son las azucenas, los gladiolos, las calas, las aves del paraíso y las rosas. Nótese que si tienen espinas es necesario quitárselas. En general, el tratamiento que debemos hacerles a los tallos consiste en quitarles las hojas excesivas y recortarlos para que todos midan más o menos lo mismo, o bien se adapten al diseño que tenemos en mente.
Cuando el ramo es pequeño, se habla de ramillete. Así, si una receta gastronómica indica el uso de un ramillete de hierbas aromáticas, hay que emplear una cantidad acotada, a diferencia de lo que debe hacerse si se alude a un ramo de hierbas aromáticas.
Ramo, por último, es una parte o un área de un arte, una ciencia o un ámbito. Por ejemplo: “El presidente planea reunirse con varios empresarios del ramo industrial para analizar la situación económica”, “Siempre me interesaron las artes plásticas, sobre todo el ramo de la escultura”, “Mi abuelo tuvo un restaurante durante muchos años, pero luego cambió de ramo y abrió una perfumería”.