Recurso es todo aquello que resulta útil (y necesario) para cumplir un propósito u obtener algo que se pretende. Se trata de una palabra derivada del vocablo latino recursus que, según se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), posee algunas otras acepciones que le amplían y diversifican su aplicación y significado.
La noción, además de aludir a un medio o un bien que se precisa para conseguir una determinada cosa, refiere tanto al acto como al resultado de recurrir. Se aprovecha, incluso, dentro del campo del Derecho con el objetivo de identificar a una petición que se hace frente a un órgano jurisdiccional a fin de solicitar que sea dictada una resolución capaz de reemplazar a otra que se ha impugnado.
Dada la existencia de una enorme y hasta inagotable variedad de recursos, a continuación ofreceremos datos de interés vinculados a cómo se clasifican y qué particularidades se les reconocen, cuál es la función y el valor de los recursos más importantes para el ser humano y cómo conviene gestionarlos, administrarlos y utilizarlos.
Clases de recursos
Son numerosas las clases de recursos a disposición de las personas. El ser humano es un recurso en sí mismo porque, a partir de sus conocimientos y su trabajo, sirve como medio para hacer funcionar y progresar negocios, proyectos de vida, etc. El área corporativa conocida como recursos humanos, por ofrecer más precisiones al respecto, se encarga de cuestiones vinculadas al personal de la compañía: busca y entrevista gente para ocupar distintos puestos o cargos, selecciona candidatos, contrata a quienes mejor se adaptan al perfil deseado y forma a los trabajadores, entre otras tareas.
A la hora de poner en marcha una empresa, de igual modo, es imprescindible contar con recursos económicos suficientes para motorizar y sostener el plan productivo y comercial ideado. Cabe resaltar que la subsistencia y la cobertura de las necesidades básicas de un individuo también dependen de la obtención y la inversión de dinero.
En el día a día son fundamentales, asimismo, las fuentes o los recursos de información que permiten incorporar, ampliar y hasta transmitir saberes relacionados a toda clase de temática. Tampoco hay que perder de vista la relevancia de los recursos tecnológicos, indispensables para propiciar y facilitar la comunicación, simplificar y agilizar procesos, ahorrar tiempo en el desarrollo de ciertas actividades y más beneficios. Los recursos didácticos, en tanto, son aliados de la enseñanza y el aprendizaje.
De centrar la atención en los recursos naturales, es decir, en los materiales o productos de la naturaleza útiles para cubrir necesidades de la humanidad, salen a la luz las categorías de recursos abióticos, bióticos, renovables y no renovables.
El aire, por indicar un caso específico, es un recurso natural primordial para que se desarrollen y se mantengan con vida individuos, animales y plantas. Otro recurso vital, y que hay que cuidar para que no se agote, es el agua.
El gas natural, el carbón y el petróleo, por su parte, están considerados como combustibles fósiles y se encuadran en el conjunto de los recursos no renovables ya que terminan agotándose y no se logra su regeneración o reposición en los tiempos que exige la demanda de los consumidores.
Importancia
Todo recurso, independientemente de su procedencia, magnitud y área de aplicación, es importante.
El sol, por ejemplo, es una poderosa fuente de energía solar, un recurso que, con la instalación y el funcionamiento de paneles solares fotovoltaicos, se transforma en electricidad. A su vez, es un recurso necesario para poder aprovechar las bondades de electrodomésticos y equipos de trabajo, entre otros productos.
Claro que, a fin de acumular, usar y aprovechar bienes y servicios, hay que tener (o haber conseguido en algún momento) recursos conectados con el sacrificio, el tiempo y el esfuerzo (traducidos en formación académica, trabajo y dinero).
Gracias a los distintos tipos de recursos a nuestra disposición podemos satisfacer necesidades y/o deseos, producir, brindar prestaciones, darle impulso al crecimiento y al progreso, generar u obtener empleo, etc.
Administración y gestión de recursos
Para sacarle el máximo provecho a los recursos hay que aprender a reconocerlos, administrarlos y gestionarlos de manera eficiente.
En el marco de un proyecto, ya sea educativo, laboral o vinculado a la esfera personal, conviene siempre planificar, programar, identificar los elementos, los medios y las herramientas con los que se cuenta (infraestructura, materias primas, presupuesto, capital humano) y asignarles un rol o función.
En el ámbito de la salud, en cambio, el personal de enfermería y los profesionales médicos deben articular acciones y gestionar recursos de tiempo, materiales, instalaciones, herramientas de trabajo, etc, para arribar a una coordinación y a un servicio de calidad que le garanticen a los pacientes una óptima y valiosa experiencia de atención, respeto y cuidado.
Haciendo un lado la clase de recursos con los que se dispone y el campo en el cual se los emplee, para que rindan lo mejor posible y sean de gran utilidad es conveniente administrarlos mediante decisiones tomadas con inteligencia, creatividad y visión estratégica.