La rehabilitación física es el tratamiento que desarrolla una persona para recobrar la condición o el estado que perdió a causa de una enfermedad u otro tipo de trastorno de salud.
Cabe destacar que rehabilitación es el proceso y el resultado de rehabilitar. Este verbo se refiere a volver a habilitar, restablecer o recuperar algo. Lo físico, por su parte, se asocia a lo corporal o lo material.
La rehabilitación física según la OMS
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la rehabilitación busca la restitución de las capacidades de un paciente minusválido. La finalidad es que la persona tenga una vida autónoma, dependiendo en el menor grado posible de los demás.
La rehabilitación física, en pocas palabras, apunta a la funcionalidad corporal. Las tareas de rehabilitación pretenden que el individuo mejore su movilidad y sus habilidades físicas a partir de ejercicios, masajes y otras técnicas.
Las lesiones que afectan a los músculos, los ligamentos, los tendones, las articulaciones y los huesos suelen requerir de una rehabilitación física que permita recuperar la fortaleza de los componentes y el equilibrio en la relación entre los mismos. Una enfermedad degenerativa o un evento traumático pueden provocar este tipo de lesiones y demandar rehabilitación.
Supongamos que una persona choca con su automóvil y sufre la fractura de un hueso de su pierna izquierda. Tras una intervención quirúrgica, el individuo deberá recibir un tratamiento de rehabilitación física a cargo de un especialista, para estar en condiciones de volver a caminar y luego, poco a poco, de retomar su vida normal sin restricciones.
Clasificación según el tipo
Existen diversos tipos de rehabilitación física, que se diferencian en gran parte por las técnicas y las herramientas utilizadas, tan variadas como la aplicación de electricidad, calor o frío. Veamos algunos de ellos a continuación.
Electroterapia
Se trata de una rama de la fisioterapia que apela a la generación de estímulos físicos a través de una corriente eléctrica para obtener una respuesta fisiológica que brinda al paciente un efecto terapéutico. Para esto se pueden utilizar varios equipos diferentes, entre los cuales destacan los siguientes tres:
- Ultrasonido terapéutico: este dispositivo se conoce normalmente como ultrasonido y permite la emisión de ondas de sonido de entre 1 y 3 MHz (que se consideran de alta frecuencia), con el objetivo de generar calor en las profundidades de los tejidos y tratar ciertos problemas que impiden el correcto funcionamiento de los músculos y los huesos.
- Estimulación nerviosa transcutánea: el nombre por el cual se suele mencionar esta técnica es TENS y consiste en la estimulación de una estructura nerviosa en particular a través de electrodos que se fijan al cuerpo y se conectan a un generador, el cual permite ajustar la duración, frecuencia e intensidad de los impulsos eléctricos. Sirve para tratar cicatrices dolorosas, lumbalgias y herpes, entre otros muchos trastornos.
- Electroacupuntura: consiste en la aplicación de micro-corriente para estimular ciertos puntos conocidos como meridianos, a través de los cual es posible la corrección de desequilibrios energéticos presentes en el organismo. Resulta especialmente efectiva en patologías que no presentan una lesión física, como ser la migraña y la ciática.
Termoterapia
Se trata de una disciplina que consiste en aplicar calor a través de conducción, convección o radiación, con métodos tan diversos como la aplicación de parafina y la radiación infrarroja, tanto en la superficie como a nivel profundo de los tejidos. Entre sus ventajas más destacadas se encuentra el alivio del dolor, el aumento del flujo sanguíneo y la disminución de la tensión arterial.
Crioterapia
Casi de manera opuesta a la termoterapia, la crioterapia se apoya en la aplicación de frío para obtener efectos terapéuticos. Los sistemas utilizados también son muchos, así como los beneficios para el paciente, entre los que se encuentran la reducción del dolor, la reabsorción de edemas, la desinflamación y el aumento del tono muscular.