Una retahíla es una sucesión de elementos que se mencionan o aparecen en un cierto orden. Se trata de una serie que suele estar formada por acontecimientos, expresiones o cosas que no son materiales.
Algunos ejemplos
Ilustremos el significado de este término mediante algunas oraciones de ejemplo: “El presidente trató de explicar la crisis con una retahíla de tópicos que no convencieron a nadie”, “La retahíla de efectos negativos provocados por el cierre de las empresas es muy extensa y sigue creciendo”, “Al atender el teléfono, el joven oyó una retahíla de insultos que lo dejó pasmado”.
A lo largo de los tres ejemplos queda claro que una retahíla es una sucesión de elementos. Sin embargo, dependiendo del contexto, esto puede tener una connotación positiva, neutral o negativa. En el caso del presidente, su discurso no fue efectivo, porque hiló una serie de conceptos que no eran adecuados para justificar los problemas económicos y sociales que estaba viviendo su país.
El segundo ejemplo nos habla de elementos que sí parecen ordenados y vinculados entre sí. El tercero, en cambio, vuelve a presentarnos una seguidilla de frases que probablemente sean espontáneas o impulsivas, y que no sigan una lógica ni dependan de las demás para completar su significado.
Retahíla como sucesión y como juego de palabras
Supongamos que un anciano se pasa el día contándoles cuentos a sus nietos. Los pequeños se sientan a su alrededor y escuchan con atención los relatos. Puede decirse que el abuelo tiene una retahíla de historias para compartir con los niños.
En este caso, el término hace referencia de manera positiva o neutral a una realidad que desde ciertos puntos de vista podría ser negativa. Por ejemplo, si alguien dijese que el anciano no para de contar historias que no interesan a nadie. Podría tratarse de la misma persona, pero la diferencia estaría en el receptor de los relatos. Por eso es tan importante escoger las palabras adecuadas para describir una situación: no es lo mismo decir «tiene un sinfín de historias para contar» que quejarse de que «está todo el día contando historias».
La idea de retahíla también se utiliza para nombrar a los juegos de palabras o canciones que se basan en la enumeración de sucesos, por lo habitual apelando a rimas. Estas retahílas suelen constituirse como un pasatiempo infantil y como una herramienta para desarrollar la memoria, la creatividad y la fluidez expresiva.
Algunos ejemplos
“Sana, sana, / colita de rana. / Si no sana hoy, / sanará mañana” es una retahíla muy conocida. Esta expresión se usa para calmar a un niño que se ha golpeado o lesionado levemente y que se encuentra alterado, acongojado y necesita consuelo por parte de sus mayores. Durante la tierna infancia, las caídas, los tropezones y los golpes por falta de atención son muy frecuentes. Si bien hay niños que se levantan y siguen andando como si nada hubiera sucedido, otros recurren enseguida a los brazos de la figura que les ofrece protección, para que los consuelen. Esta retahíla es ideal para estos casos; cuando los niños se acostumbran a ella, la asocian inconscientemente con un efecto sanador.
“El que se fue a Sevilla / perdió su silla” es otra retahíla de gran popularidad, que en algunas regiones se conoce como “El que se fue a la villa / perdió su silla”. La frase puede continuarse de distintas maneras (“El que se fue a León / perdió su sillón”, “El que regresó / se lo quitó”, etc.). Su uso básico tiene lugar cuando una persona se levanta de un asiento y otra se lo quita antes de que regrese, ya sea en su casa o en un espacio público. Pero también puede usarse para situaciones diferentes, en las que el objeto que le quitaron sea otro.