Reuma es un sinónimo de reumatismo, una enfermedad que se caracteriza por una hinchazón de las articulaciones. La Real Academia Española (RAE) reconoce también la forma reúma, con acento en la U. Ambas proceden del latín rheuma y tienen su origen etimológico más lejano en un vocablo griego que puede traducirse como «flujo».
En la actualidad, la idea de reuma suele hacer referencia a diversos trastornos que comparten síntomas similares. Por eso suele hablarse de trastornos reumáticos, que son tratados por una especialidad de la medicina denominada reumatología.
Trastornos asociados al reuma
La artritis reumatoide, la artrosis, las espondiloartropatías, la esclerosis sistémica, la osteoporosis y la espondilitis son algunas de las enfermedades reumatológicas más frecuentes. En general puede decirse que son afecciones que provocan daños en las articulaciones, los tendones, los músculos y/o los huesos, generando diversas complicaciones en el paciente.
Con respecto a la artritis reumatoide, se trata de una enfermedad inflamatoria (ya que se manifiesta a través de inflamaciones) sistémica autoinmune (se caracteriza por afectar más de un sistema de forma simultánea, incluyendo varios órganos, en cualquier parte del cuerpo). Uno de los rasgos principales de este trastorno es que produce inflamaciones en las articulaciones de pies y manos, destruyéndolas progresivamente, deformándolas a diferentes niveles y afectando su capacidad funcional.
Si bien las causas de la artritis reumatoide se desconocen, la autoinmunidad es fundamental para su aparición, su carácter crónico y su avance. Está asociada con la presencia de los antipéptidos cíclicos citrulinados y el factor reumatoide, entre otros autoanticuerpos (anticuerpos generados por el sistema inmunitario, que afecta al propio individuo, actuando contra un número variado de antígenos). Cabe mencionar que a veces este tipo de reuma se manifiesta a través de problemas en el corazón, la piel, los pulmones o los ojos.
La artrosis
La artrosis, por su parte, que también se conoce con el nombre de osteoartritis, surge como resultado del desgaste del cartílago (el tejido que amortigua y protege los huesos y promueve el funcionamiento de las articulaciones). Se trata del tipo de reuma más común, principalmente en individuos de avanzada edad, aunque aparece prematuramente en personas que sufren enfermedades genéticas del tejido conjuntivo (un conjunto de tejidos orgánicos con un mismo origen), como el síndrome de hiperlaxitud articular y el síndrome de Ehlers-Danlos.
Algunos datos estadísticos revelan una curiosa tendencia por parte de las mujeres a sufrir artrosis; en España, por ejemplo, aproximadamente un 16% de los habitantes mayores de 20 años la padecen, y tres cuartas partes son de sexo femenino.
Los dolores en las muñecas, las rodillas, los tobillos, la cadera, los hombros, el cuello y la espalda pueden formar parte de los trastornos vinculados al reuma. Es habitual que se trate de dolores crónicos de difícil tratamiento. Cabe destacar que el nivel de humedad y la baja presión atmosférica suelen incidir en un incremento del dolor.
Tratamientos del reuma
Debido a que los trastornos reumáticos pueden tener distintos orígenes, los tratamientos también son variados. A grandes rasgos, puede decirse que el reuma es tratado con el suministro de analgésicos y anti-inflamatorios que contribuyan a minimizar el dolor. De todas formas, es un profesional médico quien se encarga de indicar el tratamiento adecuado después de la revisión y de los estudios correspondientes.
Según diversos estudios, el reuma parece estar vinculado a las condiciones climáticas; aunque no existan evidencias irrevocables que apoyen esta teoría, una encuesta que se llevó a cabo en 1995 con la ayuda de 557 personas que sufrían trastornos reumáticos arrojó resultados que apuntaban a que la presión barométrica y sus cambios estaban estrechamente relacionados con el dolor. Por lo general, los individuos con dolores en los huesos aseguran sentirse mejor en climas cálidos y secos que en zonas frías y húmedas.