La risa es un gesto, acompañado por un sonido, que una persona realiza al reaccionar ante un estímulo gracioso o que le produce felicidad. Por lo general la risa contempla movimientos de la boca y de diversas regiones del rostro.
Por ejemplo: «Este humorista siempre me provoca risa, por eso cada vez que puedo voy a verlo al teatro», «La risa de la madre al escuchar el insólito planteo del niño se escuchó en todo el barrio», «No me parecen serias las propuestas de los diputados de la oposición: es más, me generan risa por lo absurdas».
La intensidad de la risa
La risa puede tener diferentes intensidades. Cuando se trata de una mueca leve del rostro, sin sonido, se habla de sonrisa. La sonrisa puede ser un gesto de cortesía o una muestra de afirmación. A pesar de que ambos términos tengan definiciones bien diferentes, no es raro encontrarse con ellos en el contexto incorrecto, ya que muchas personas los utilizan de manera indistinta.
En cambio, el concepto de risa suele referirse a una reacción espontánea e involuntaria. Una persona puede reírse al ver una película cómica o al escuchar un chiste, por citar dos posibilidades. Si la risa es muy intensa e incluye sonidos fuertes, suele definirse como carcajada.
Es habitual que se considere la risa como una manera de comunicación innata que los seres humanos empiezan a desarrollar a los cuatro meses de vida. La risa, en este sentido, forma parte del lenguaje básico de las personas.
Una burla o un compromiso social
La risa también puede provocarse de manera voluntaria. Una persona puede apelar a una risa falsa para quedar bien con otra o como burla. Sobra decir que cuando alguien percibe una actitud de este tipo lo normal es que la aprecie para nada, en especial cuando se trata de una costumbre o de una respuesta a un relato que pretendía causar gracia de forma legítima.
No es agradable sentir que las personas que nos rodean se ríen por compromiso de nuestros comentarios graciosos, ya que esto puede enmascarar la falta de deseo de estar con nosotros; en teoría, cuando la compañía de alguien nos es grata, nuestras reacciones son espontáneas y no sentimos la presión de mostrarnos de una manera determinada.
La risa en cada individuo y cultura
Por otro lado, resulta interesante mencionar que no todas las personas sentimos la misma necesidad de reír; si tomamos un grupo lo suficientemente numeroso como para dar lugar a la variedad, lo normal es que podamos distinguir claramente entre aquellos individuos que disfrutan mucho de la risa y la persiguen por todos los medios, los que se ríen solamente cuando oyen algo muy gracioso y quienes parecen no haber aprendido a expresarse de esta manera, sin importar qué situación o relato se presente frente a ellos.
Además, la risa se encuentra ligada en gran parte a la cultura: en Japón, por ejemplo, las bromas que algunos programas de televisión gastan a sus víctimas a modo de cámara oculta trascienden considerablemente lo que puede ser tomado como gracioso en ciertos países occidentales, donde serían tildadas de agresiones o violaciones a la intimidad.
Una especie de terapia
En la actualidad, provocar risa también se considera como un mecanismo denominado risoterapia, una técnica o estrategia que busca beneficiar a la persona a nivel mental y emocional.
Es importante señalar que la risoterapia no debe ser tomada como una terapia en un sentido estricto, ya que no alcanza para curar enfermedades si no se la combina con otros tratamientos. Por lo general, se arman grupos de varios pacientes, para que el contagio propio de la risa ayude a intensificar los efectos de cada sesión. Luego de los desastres naturales, por ejemplo, UNICEF se apoya en la risoterapia para la reanimación de los niños.