El término templado alude a una temperatura equilibrada, que no es fría ni caliente. Lo templado, por lo tanto, se encuentra en un punto intermedio. El concepto, de todos modos, tiene distintos usos.
Por ejemplo: “El agua está templada y perfecta para nadar”, «Gracias al sistema de calefacción, el ambiente está templado», «Imposible encontrar un lugar templado con este calor infernal».
Clima templado
Por extensión, se conoce como clima templado a la clase de clima cuyas temperaturas promedio rondan los 15 grados centígrados y sus precipitaciones se sitúan entre los quinientos y los mil milímetros al año.
Las regiones con clima templado, por lo tanto, tienen inviernos que son poco crudos, con temperatura que no son muy bajas, y veranos que no se caracterizan por su extrema calidez.
Los bosques templados, por su parte, son aquellos biomas que exhiben características atmosféricas coincidentes con las propias de los climas templados.
Un tipo de material
En otro sentido, un material templado no es brillante ni tiene transparencia, pero dispone de gran resistencia. El vidrio templado, por ejemplo, se emplea en el sector automovilístico y en la construcción, ya que tiene buena resistencia en su estructura. Además, si llegara a romperse, se quiebra en numerosos trozos de escaso tamaño que no son peligrosos.
Se conoce como templado de acero al procedimiento de características térmicas que confiere al acero de mayor resistencia y dureza.
Templado de tráfico
Se denomina templado de tráfico al conjunto de medidas que se orientan a la reducción de la intensidad y velocidad de los vehículos para conseguir respetar las actividades que tienen lugar en la vía pública. Su objetivo primero es mejorar la calidad de vida de las zonas residenciales, a través de la reducción considerable del número de accidentes, la mejora de las condiciones ambientales y el aumento de la seguridad de los espacios públicos.
Estas medidas se pueden aplicar tanto en calles existentes como en proyectos de futuras vías. Sin embargo, es obligatorio definir claramente los pasos a seguir, los requisitos, los plazos previstos de trabajo y las consecuencias que ello traería a la normal actividad de la zona sobre la que se actuaría, para garantizar el orden y solventar adecuadamente cualquier inconveniente que surgiera durante el proceso.
Las acciones que suelen considerarse propias del templado de tráfico son modificaciones en el trazado o alineación, estrechamientos, badenes, elevaciones de la calzada, obstáculos que dificultan determinados movimientos, la anchura de la calzada y de los carriles, así como la introducción de isletas y rotondas, los cambios de materiales y colores para una mejor señalización, y la incorporación de árboles y plantas.
Estas medidas pueden tener objetivos: directos, como ser mejorar las condiciones de una vía para evitar el desgaste innecesario de los vehículos, o quitar carteles o estructuras que obstaculicen la visión para reducir accidentes en una determinada zona donde éstos se den con mucha frecuencia; o indirectos, actuando sobre el diseño de las calles para que éstas se conviertan en las propias reguladoras de la velocidad. Sea a través de la distancia entre ciertas intersecciones y curvas, la disposición y la longitud de los diversos tramos, o la ubicación estratégica de calles de acceso exclusivo a los peatones, se pueden lograr cambios considerables sin redactar una sola norma.
Para conseguir que el templado de tráfico cumpla sus objetivos, es importante que el diseño de las calles genere un impacto visual tal que no sea necesario conocerlo para actuar de acuerdo a sus reglas; éstas deben encontrarse implícitas en la disposición y jerarquización de sus elementos y en la elección de los colores.
El concepto vinculado al carácter
La noción de templado, por último, se aplica al carácter de una persona para mencionar características como la moderación (“Juan es muy templado en las comidas, nunca se excede”) o la serenidad (“Logré mantenerme templado durante todo el partido y pude imponerme sin problemas”).
Quien tiene un carácter templado, por lo tanto, no tiende a incurrir en excesos.