Tensión es un concepto con varios usos, cuyo origen etimológico se encuentra en el vocablo latino tensĭo. El primer significado reconocido por el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere a la situación de un cuerpo que se encuentra en medio de la influencia de fuerzas opuestas que ejercen atracción sobre él.
En este sentido, es posible encontrar diferentes clases de tensión. La tensión eléctrica, que se conoce como voltaje, es la magnitud que revela la diferencia que existe en el potencial eléctrico de dos puntos. La unidad de medida de esta tensión recibe el nombre de voltio.
Otro nombre que recibe la tensión eléctrica es diferencia de potencial, y también podemos definirla como el trabajo por cada unidad de carga que ejerce un campo eléctrico en una partícula cargada, para trasladarla de una posición determinada a otra. No olvidemos que en el ámbito de la física, el término «trabajo» se define como aquéllo que modifica el estado de movimiento de un cuerpo.
La tensión del vapor
La tensión del vapor, por su parte, es la presión que ejerce la fase gaseosa sobre el estado líquido a una cierta temperatura en la cual ambas fases (gaseosa y líquida) se hallan en equilibrio dinámico.
En otras palabras, la tensión del vapor ofrece información acerca de la tendencia a evaporarse de un determinado líquido. Puesto en un ejemplo específico, es correcto decir que el valor de la tensión de vapor de la temperatura de ebullición es equivalente al de la presión del ambiente. Para los combustibles, este concepto es muy importante, dado que repercute considerablemente en la calidad de la carburación, en las probabilidades de que se forme vapor lock (un problema que tiene lugar cuando el combustible líquido pasa a estado gaseoso dentro del sistema de alimentación) y en la posibilidad de encender el vehículo a temperaturas bajas.
Presión arterial
El concepto de tensión arterial se vincula a la resistencia que ejercen los vasos sanguíneos ante la presión generada por la sangre al circular. Esta tensión es posible ya que los vasos cuentan con paredes elásticas.
Cuando la presión de la sangre se ubica por sobre los niveles tolerados por las arterias, surgen daños de variada gravedad, como ser la hipertensión, una enfermedad que afecta a millones de personas. Dado que la hipertensión no presenta síntomas claros, su diagnóstico suele ser casual, algo que aumenta el riesgo de los trastornos en los que puede derivar si no se la trata a tiempo, entre los que se encuentran el derrame cerebral, la insuficiencia cardíaca y el infarto de miocardio.
La tensión como nerviosismo
La idea de tensión también se utiliza como sinónimo de nerviosismo, estrés o ansiedad. Por lo general, se habla de tensión cuando existe un enfrentamiento o posiciones opuestas entre individuos o grupos. La noción además puede aludir al estado de alteración de una persona. Por ejemplo: «Tensión en el acceso al estadio: los simpatizantes del conjunto local aguardan la llegada de los visitantes», «Se vivieron momentos de tensión cuando un periodista consultó al candidato por su supuesta participación en un hecho de corrupción», «No soporto más la tensión: ¿cuándo saldrá el abuelo del quirófano?».
Así como ocurre con los cuerpos en la física, la tensión se resuelve con la relajación, incluso cuando se toman las acepciones más simbólicas de estos términos, expuestas en el párrafo anterior. Tanto la espera de los visitantes, como los segundos previos a la respuesta del político o la eterna operación del hombre generan un nerviosismo y un estado de ansiedad que a veces puede afectar la respiración o alterar algunos de los sentidos. Una vez superada la etapa de tensión, viene la relajación, aunque recuperar el estado previo al del malestar no siempre es fácil o inmediato.