Una tormenta de nieve es una nevasca o nevada: una precipitación de nieve sobre la superficie terrestre que incluye además vientos intensos.
Cabe destacar que una tormenta es una agitación de la atmósfera que puede incluir ráfagas, precipitaciones y otro tipo de fenómenos. La nieve, por su parte, es el agua congelada que cae desde las nubes.
No existe, de todos modos, una definición exacta o precisa de tormenta de nieve. La caída de nieve siempre se conoce como nevada: de acuerdo a la intensidad, se puede hablar de nevadas débiles o severas. Cuando la nevada viene acompañada de ráfagas de viento y granizo, la tormenta de nieve se denomina nevasca.
Origen de una tormenta de nieve
La irrupción de una tormenta de nieve depende de diferentes factores, como la elevación, la latitud y la temperatura.
Esto hace que el fenómeno sea frecuente en determinadas regiones, mientras que en otras no ocurra nunca. Lo normal es que tengan lugar en montañas muy altas, ya que las temperaturas allí se encuentran muy por debajo de los 0 °C.
Términos relacionados
Existen otros términos que a veces son considerados sinónimos de tormenta de nieve, además de los expuestos en los párrafos anteriores. Por ejemplo, si una nevasca ocurre junto con fuertes vientos, es posible hablar de ventisca de nieve o, simplemente, ventisca. Es importante aclarar, por otro lado, que este término suele ser usado para definir cualquier tormenta con vientos fuertes, ya sea de nieve o de lluvia.
Si la tormenta de nieve se produce en una zona no muy elevada, entonces podemos recurrir al término nevazón; sin embargo, el diccionario de la Real Academia Española (RAE) señala que esta palabra es uno de los sinónimos de nevasca en Ecuador, Chile y Argentina, con lo cual allí se pierde ese matiz de la altitud. En España, más precisamente en algunas partes de la Cordillera Cantábrica, existe el vocablo cellisca, un fenómeno que combina fuertes vientos con un temporal de agua y nieve.
Daños provocados por una tormenta de nieve
Las tormentas de nieve pueden provocar todo tipo de daños. Servicios básicos como la telefonía y la electricidad se pueden interrumpir debido a la acumulación de nieve sobre la infraestructura. Es habitual, por otra parte, que las autoridades tomen la decisión de suspender las clases ante una tormenta de nieve ya que la circulación de vehículos resulta peligrosa.
Las ciudades acostumbradas a sufrir tormentas de nieve suelen contar con distintos equipamientos y sistemas que contribuyen a minimizar las consecuencias de este fenómeno. Con máquinas viales, por ejemplo, pueden barrer la nieve de las calles y así restablecer el tráfico con rapidez.
El fenómeno en la ficción
Así como la lluvia, la nieve es un elemento que puede resultar ideal para la ambientación de una historia de ficción, ya sea para crear momentos de reflexión, de encuentros románticos o incluso de tensión y suspenso. Una tormenta nos dificulta considerablemente la movilidad y la visibilidad, dado que no contamos con herramientas naturales para atravesar un fenómeno de este tipo (por ejemplo, no podemos ver bajo el agua, nos resbalamos con facilidad en terrenos húmedos y no tenemos garras para avanzar por un camino nevado), y esto la vuelve muy tentadora a la hora de crear escenas de persecuciones.
En la película «El resplandor», estrenada en 1980 con la dirección de Stanley Kubrick y con la actuación de Jack Nicholson y Shelley Duvall, la nieve juega un papel muy importante para acentuar la tensión de la trama. Un escritor acepta un puesto de guardia en un hotel ubicado a lo alto de una montaña en la temporada de mayor inactividad, y el contrato admite que su esposa y su hijo pequeño lo acompañen. Con el correr de los días, comienza a sufrir una serie de trastornos de personalidad que lo llevan a perseguir y atacar violentamente a su familia, algo que se agrava dada la incomunicación propia del lugar.