Del latín tragoedĭa, el término tragedia está asociado a un género literario y artístico del mismo nombre. Se trata del tipo de obra dramática con acciones fatales que generan espanto y compasión.
Los personajes de una tragedia se enfrentan de forma inevitable contra los dioses o contra distintas situaciones de la vida, en hechos que los llevan hacia la fatalidad. El personaje principal de la tragedia suele terminar muerto o destruido moralmente. Sin embargo, existen las llamadas tragedias de sublimación, donde el personaje consigue convertirse en un héroe al desafiar todas las adversidades.
La tragedia literaria
Hay que subrayar además que la tragedia literaria surgió en Grecia a partir de las obras realizadas por autores de la talla de Fornico o Tesis. No obstante, también contribuyeron al desarrollo y consolidación de la misma escritores de gran fama y relevancia en la historia como, por ejemplo, Esquilo. Un dramaturgo este que es conocido por obras tales como “Los siete contra Tebas” (467 a.C) o “Orestíada” (458 a.C), que es su trabajo más conocido y que se compone de tres obras: “Agamenón”, “Las coéforas” y “Las euménides”.
No obstante, además de los autores expuestos tampoco podemos dejar pasar la oportunidad de citar a otros que, de un modo u otro, también se convierten en piezas fundamentales dentro del género de la tragedia a lo largo de los siglos. Este sería el caso de los españoles Calderón de la Barca y Lope de Vega, del francés Voltaire, del alemán Goethe o del inglés William Shakespeare.
En concreto, el último escritor citado, el más importante de la lengua inglesa y uno de los más relevantes de la Historia de la Literatura Universal, es conocido por tragedias ya míticas como “Romeo y Julieta”, “Hamlet”, “Macbeth” y “Otelo”.
La clasificación de Aristóteles
De acuerdo a Aristóteles, una tragedia (en este caso sería el género conocido como tragedia griega) está compuesta por tres partes: prólogo, episodio y éxodo. El prólogo antecede la entrada del coro (que, a su vez, se divide en párodo y estásimo) y aporta la ubicación temporaria de la historia.
Los episodios muestran el diálogo entre los personajes o entre el coro y los personajes. Esta es la parte más importante de la historia, ya que manifiesta el pensamiento del personaje principal.
El éxodo es la parte final de la tragedia, donde el héroe reconoce su error y recibe el castigo divino.
Tragedia en el lenguaje coloquial
Por otra parte, cabe destacar que se conoce como tragedia a cualquier suceso de la vida real que puede despertar emociones trágicas. El lenguaje coloquial asocia la tragedia con situaciones de gran dramatismo y dolor.
Una tragedia puede ser una catástrofe natural (inundaciones, sequía, etc.), un crimen pasional o un atentado con numerosas víctimas, por ejemplo.
Del sentido literario también surgió una expresión que hoy utilizamos con frecuencia. Se trata de aquella que dice “hacer una tragedia”. Con dicha locución adverbial lo que intentamos es dejar patente el hecho de que una persona está dándole una serie de tintes trágicos y graves a una situación que en absoluto la tiene.