Un tratado de libre comercio (TLC) es un pacto establecido por dos o más Estados para eliminar o reducir las barreras arancelarias que dificultan las operaciones de importación y exportación. Estos acuerdos se llevan a cabo según las normas del derecho internacional.
Antes de avanzar, es importante indicar que un tratado internacional es un convenio entre países que permite el establecimiento de ciertas reglas o pautas para la resolución de una problemática o para regular un cierto aspecto de las relaciones. La idea de libre comercio, en tanto, se asocia a la libertad de concretar un intercambio de bienes sin que estas operaciones se vean afectadas o alteradas por restricciones más allá de las impuestas por la ley.
Un TLC, por lo tanto, sienta las bases para que dos naciones o agrupaciones (como un bloque económico) puedan potenciar las transacciones comerciales que entablan entre sí. La finalidad es quitar o morigerar las medidas restrictivas que atentan contra el desarrollo de las operaciones en cuestión.
Origen de los tratados de libre comercio (TLC)
El origen de los tratados de libre comercio se encuentra en el siglo XIX. Según el Oxford English Dictionary, la primera alusión a un tratado de libre comercio (free trade agreement) se hizo en 1877 en el marco del vínculo entre Australia y sus colonias.
De todos modos, anteriormente existieron convenios que hoy se mencionarían como tratados de libre comercio. Ese es el caso del acuerdo que, en 1860, suscribieron Francia y Reino Unido.
Impulsado por el galo Michel Chevalier y el inglés Richard Cobden, el tratado modificó los aranceles entre los dos países. Este acuerdo comercial, conocido como Tratado Cobden-Chevalier, dio lugar a otras iniciativas similares a nivel europeo.
Características de los acuerdos
Es importante señalar que se entiende por arancel a una tarifa fijada por el Estado en concepto de los derechos de aduana. Se trata de un monto aplicable a aquellos bienes que se importan o exportan.
Los aranceles hacen que el Estado pueda incrementar su recaudación fiscal. A la vez, los aranceles a las importaciones provocan que el producto importado se encarezca, con lo cual se protege indirectamente a la industria nacional.
Lo que genera un tratado de libre comercio es reducir o incluso descartar los aranceles involucrados en las relaciones comerciales entre dos o más naciones. Al crear una zona de libre comercio, se impulsan las compras y las ventas de productos entre los firmantes.
Los TLC, por lo tanto, suponen una tendencia contraria al proteccionismo (las políticas económicas que, a través de la obstaculización del ingreso de productos extranjeros a un país, pretenden impedir la competencia para favorecer la producción local). Debe considerarse que un TLC solo fija condiciones para el comercio de bienes o el comercio de servicios entre los firmantes, sin que represente una integración política o económica de otra clase.
Clasificación de los tratados de libre comercio
Los tratados de libre comercio pueden clasificarse como bilaterales o multilaterales. Los tratados bilaterales se suscriben entre dos partes, mientras que los tratados multilaterales son firmados por tres o más actores.
Chile y Australia, por ejemplo, acordaron un tratado bilateral de libre comercio en 2008 que entró en vigencia al año siguiente. Lo mismo hicieron Colombia y Canadá con un pacto firmado en 2008 y en vigor desde 2011.
Los tratados multilaterales no son tan frecuentes debido a la complejidad de las negociaciones. El Mercosur (Mercado Común del Sur) y la Comunidad Andina de Naciones, por mencionar un caso, establecieron un acuerdo macro para impulsar el libre comercio entre sus miembros.
Hay que mencionar que, además de las modificaciones arancelarias, un tratado de libre comercio suele establecer nuevas condiciones para las transacciones, con cambios en distintas cuestiones normativas vinculadas a las inversiones, la competencia, la propiedad intelectual, los asuntos laborales, el comercio electrónico y la protección del medio ambiente.
Aspectos positivos y negativos
Los aspectos positivos y negativos de los tratados de libre comercio son esgrimidos por economistas y políticos. Si bien los efectos pueden contrastarse con datos empíricos (como estadísticas e indicadores económicos), generalmente la calificación de los TLC depende de la ideología del analista.
Quienes defienden a los TLC, destacan que favorecen la circulación de los productos de mejor calidad, contribuyen a promover la inversión extranjera, otorgan estabilidad al comercio internacional y favorecen las ganancias de las empresas dedicadas a la importación y/o exportación.
Aquellos que se oponen a estos tratados, sostienen que la mayoría de los productores locales no están en condiciones de competir contra las grandes industrias del extranjero. Si a esto se le suma la deslocalización empresarial y el dumping, el TLC puede llevar a que crezca el desempleo. Por otro lado, cuando hay desigualdad económica entre los firmantes, estos pactos tienden a favorecer al país más poderoso.
Los TLC inciden en la balanza de pagos que registra las transacciones de un país con el exterior. El balance comercial puede arrojar superávit (cuando los ingresos por exportaciones superan a los gastos por importaciones) o déficit (si sucede lo contrario). La eliminación de las barreras comerciales altera esta relación, pudiendo beneficiar o perjudicar el crecimiento económico local y el desarrollo sostenible.