Una ventaja competitiva es una cualidad que le permite a una compañía alcanzar una posición favorable para competir en su sector. Se trata de una característica distintiva que hace que la empresa en cuestión pueda superar a sus competidores.
Antes de continuar es importante indicar que, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), una ventaja es la preeminencia o superioridad de algo o de un individuo sobre otro elemento o sujeto. El término también refiere a una situación o un estado favorable. Competitivo, en tanto, alude a aquello vinculado a la competencia: la rivalidad o disputa entre quienes pretenden conseguir lo mismo.
Características de la ventaja competitiva
La ventaja competitiva es un factor sostenible en el tiempo que lleva a una organización a diferenciarse de sus competidores. Dicho aspecto es único (no lo tiene ningún rival) y no puede copiarse ni reproducirse con facilidad.
Simplificando, una ventaja competitiva es aquello que diferencia a una entidad de las demás, ubicándola en un lugar superior para competir. Al sobresalir del resto, la firma que tiene la ventaja competitiva encuentra un panorama propicio para expandirse y obtener rentabilidad.
Por lo general la ventaja competitiva contribuye a atraer a más clientes, ya sea de manera directa o indirecta, debido a que la propuesta de la empresa resulta más valiosa que la de sus competidores. La calidad del producto, la eficiencia operativa y la gestión de marca son algunas de las ventajas competitivas que ayudan a alcanzar el liderazgo en el mercado.
Origen del concepto
El origen del concepto de ventaja competitiva se le atribuye al economista estadounidense Michael Porter. Este catedrático de Harvard acuñó el término en un libro que publicó en 1980: «Competitive Strategy: Techniques for Analyzing Industries and Competitors», traducido a nuestra lengua como «Estrategia competitiva: técnicas para el análisis de los sectores industriales y la competencia».
Para Porter, la ventaja competitiva se relaciona con el valor que una compañía está en condiciones de generar. El valor, en este contexto, es lo que los consumidores están dispuestos a pagar. Siguiendo con el razonamiento, dicho valor crece cuando la compañía puede establecer precios inferiores a los de sus competidores o brinda beneficios exclusivos o diferenciadores que compensan un precio más alto.
Porter hizo hincapié en la importancia de la información como un recurso. Para este especialista, la ventaja competitiva surge del aprovechamiento de la información para distinguirse positivamente de la competencia.
Es importante indicar que las teorías de Porter pronto consiguieron despertar un gran interés tanto en otros economistas como en los empresarios. Hoy la noción suele ser tenida en cuenta a la hora de diseñar o modificar el ciclo productivo, la estrategia de comercialización y la atención al cliente.
Tipos de ventaja competitiva
Las ventajas competitivas pueden clasificarse de distintas formas. Cuando una empresa cuenta con una característica que le permite sobresalir, ya sea por su marca o por un producto, se habla de ventaja competitiva diferencial. En este caso, la firma tiene un atributo (como una diferenciación de producto) que le posibilita distinguirse y sobresalir.
Si la posición privilegiada surge de las propiedades de la oferta, se trata de una ventaja competitiva comparativa. Frente a servicios o productos similares, la propuesta de la compañía logra una preferencia ya que se considera mejor realizada u ofrecida.
Otra categorización alude a la ventaja competitiva por enfoque: surge por el desarrollo de una prestación o un producto que se destina a un segmento específico. La ventaja competitiva por costos, en tanto, se consigue al ahorrar en el proceso productivo, lo que permite fijar precios más bajos.
Cómo obtenerla
Como ya indicamos a partir de lo explicado por Michael Porter, la información es clave en la ventaja competitiva. Es necesario hacer un análisis SWOT (Fortalezas, Debilidades, Oportunidades, Amenazas) para tener en claro la posición de la empresa y luego estudiar a la competencia. Esa gestión del conocimiento debe ser efectiva para tener en claro el posicionamiento en el mercado y trabajar en pos de obtener una ventaja competitiva.
Siempre debe considerarse que la ventaja competitiva tiene que ser original: tratar de imitar la ventaja de un competidor no permite destacarse. Uno de los caminos para superar a los competidores es lograr una innovación. En este sentido, la inversión en investigación y desarrollo (I+D) puede ayudar a lograr una tecnología avanzada o a mejorar la agilidad organizacional a través de la transformación digital y la automatización, por mencionar algunas posibilidades. La innovación también contribuye a satisfacer las necesidades del mercado de una forma eficaz.
Más allá de la obtención de la ventaja competitiva, es trascendental conseguir que se sostenga en el tiempo. Si la característica distintiva es efímera o está estrechamente vinculada a las fluctuaciones de la economía u otras variables, la mejora en el posicionamiento no será firme ni sustentable, con lo cual no se puede proyectar a largo plazo.
Ejemplos de ventaja competitiva
Tomemos el caso de una empresa de telefonía móvil que opera en un mercado donde tiene tres competidores. Todos sus rivales brindan atención al cliente automatizada a través de chatbots; por eso esta firma apuesta por brindar atención personalizada a través de mensajería instantánea, por teléfono e incluso presencialmente en su sede central. Este servicio al cliente se constituye como una ventaja competitiva ya que muchos usuarios aspiraban a este tipo de interacción.
Pensemos ahora en una pizzería. Su ventaja competitiva es ofrecer sus productos a un precio que es entre 20% y un 30% más bajo que sus competidores. Para esto ahorra en sus costos y resigna margen de ganancia con el objetivo de aumentar las ventas.