Un afijo es una secuencia lingüística que modifica el significado de un concepto. Puede tratarse de un prefijo (un afijo que se coloca por delante del término a modificar), un sufijo (se sitúa al final del término) o un infijo (se introduce en el medio de la palabra).
Antes de avanzar es importante analizar el origen etimológico del término. En este caso, podemos determinar que se trata de una palabra que deriva del latín affixus y que significa «partículas correctamente colocadas». De la misma manera, podemos indicar que es fruto de la suma de dos componentes claramente delimitados:
- El prefijo ad-, que puede traducirse como «hacia».
- El adjetivo fixus, que es equivalente a «fijo».
Tipos de afijos
El prefijo es un afijo que se añade al principio de un término para modificar su significado, dando lugar a una palabra derivada. Si el prefijo «post» se adhiere al término «moderno», se crea el concepto de «postmoderno». Esta noción creada a partir del afijo «post» alude a las características de algo que lo vinculan a un cierto movimiento o estilo que se desarrolló en el siglo XX: «Este es uno de los mejores artistas postmodernos del continente asiático», «La crítica calificó la película como postmoderna por su temática», «El autor austriaco sorprendió con un libro postmoderno y pesimista».
El afijo que se incorpora al final del término se conoce como sufijo. Gracias a los sufijos, es posible convertir un adjetivo en un sustantivo. «Debilidad», por citar un caso, es un sustantivo que surge a partir del adjetivo «débil» y el sufijo «idad»: «El equipo estadounidense tiene pocas debilidades, pero vamos a hacer todo lo posible para lograr una victoria», «Él conoce mi debilidad y tratará de aprovecharla», «No le encuentro ninguna debilidad al proyecto».
En cuanto a los infijos, estos afijos no se emplean en el castellano. En cambio, en las lenguas semíticas como el hebreo y el árabe son muy usuales.
El concepto en el ámbito canino
De la misma manera, no podemos pasar por alto que existe otro significado del término afijo que nos ocupa. En concreto se emplea en España dentro del ámbito canino para aludir al nombre que se solicita al organismo pertinente que se incluya en todos los nombres de los perros que se tengan bajo titularidad, independientemente de su raza o pedigrí.
Se trata de una especie de «apellido» para perros con el que se les viene a identificar con su dueño. Hay que subrayar que este afijo es vitalicio para la persona o camada que lo ha solicitado, que nadie puede ser propietario de más de un afijo y que para ser titular del mismo se hace imprescindible ser dueño de la madre de la camada.
Estas sas solicitudes de afijos se cursan desde la Real Sociedad Canina de España hasta la Federation Cynologique Internationale (FCI), que tiene la sede en Bélgica y es la encargada de otorgarlos.