Los alvéolos, un término que también puede pronunciarse con la acentuación alveolo, son pequeñas celdas, casillas, cavidades o agujeros. El uso más habitual de la noción se encuentra en el terreno de la anatomía y la biología.
Los alvéolos pulmonares son las pequeñas fosas terminales de los bronquiolos. En ellos se desarrolla el intercambio de gases entre el aire que se inhaló y la sangre. Estos alvéolos se asemejan a sacos, donde el organismo logra conseguir el oxígeno que necesita para su funcionamiento.
A través de una misma abertura, los gases ingresan y salen de los alvéolos pulmonares. En un ser humano adulto, el pulmón alberga cerca de 750 millones de alvéolos.
Alveólo dental
Se denomina alvéolo dental, por otra parte, a la cavidad de la mandíbula donde los dientes se insertan. Estos alvéolos dentarios, que se hallan separados a través de los tabiques interalveolares óseos, son compartimentos que existen en el hueso alveolar.
Sobre el hueso alveolar, aparecen las tres regiones de alvéolo dental: la primera está formada por las llamadas placas corticales, de gran resistencia. Luego se encuentra la capa esponjosa, que reviste las placas. Dicha capa esponjosa, a su vez, rodea a la capa alveolar, que es el hueso en sí mismo.
Otros tipos
Los alvéolos corticales, por otro lado, son orgánulos de ciertas células, a las cuales les brindan soporte. Se hallan debajo de la membrana plasmática y están formados por vesículas.
La inflamación de los alvéolos se conoce como alveolitis. Esta particularidad puede afectar a los alvéolos pulmonares (por una alergia, por ejemplo) o a los alvéolos dentales (debido a una infección).
Problemas con los alvéolos
Se conoce con el nombre de alveolitis seca a una complicación que tiene lugar en un promedio del 4% de los pacientes que se someten a la extracción de un diente. Este trastorno aparece luego de la intervención, es decir en el período posoperatorio. Por lo general, este problema se produce luego de la extracción de las muelas del juicio, ya que son las más complicadas de manipular y esta operación acarrea un mayor grado de «violencia».
En el hueco que queda tras la extracción de una pieza dental, el alvéolo, suele formarse un coágulo de sangre, el cual tiene la función principal de proteger esta región de la encía; si se deshace o no llega a formarse, entonces el alvéolo se ve expuesto y aumenta su vulnerabilidad ante los potenciales ataque de agentes externos, fuentes seguras de inflamación y dolor.
Los síntomas de la alveolitis son fáciles de detectar, especialmente a causa de aparecer justo después de una intervención quirúrgica en la boca: a partir de las primeras 24 horas comienza un dolor en la zona del alvéolo, el cual suele mejorar momentáneamente para luego agudizarse fuertemente. En casos normales, las molestias no deberían extenderse por más de 15 días.
Causas de la inflamación y su tratamiento
Existe una clara lista de factores que aumenta las probabilidades de inflamación de alvéolo, por lo cual es importante conocerlos para prevenirla. Dos cuestiones que el paciente no puede controlar son la dificultad de la intervención y el grado del trauma quirúrgico, ya que dependen de las características de su boca y también de la destreza del dentista. Por otro lado se encuentran el tabaquismo y el consumo de anticonceptivos orales, que sí pueden evitarse.
Cuando el dolor en el alvéolo se extiende demasiado y no remite, entonces es necesario visitar al odontólogo para que aplique el tratamiento adecuado, que suele comenzar con un enjuague con suero para deshacerse de los residuos. Los analgésicos, los antibióticos y los antiinflamatorios son muy útiles para tratar la alveolitis seca, así como los lavados diarios con suero, siempre que lo indique el médico.