Se denomina apareamiento al acto y resultado de aparear, un verbo que puede aludir a diferentes cuestiones: reunir a los machos y las hembras para que tengan cría, congregar dos elementos para formar un par o disponer distintos objetos de manera tal que queden iguales.
Si nos centramos en el terreno de la biología, la noción de apareamiento abarca los comportamientos y las acciones que dos ejemplares de diferente sexo llevan a cabo para el desarrollo de la procreación. El apareamiento, en este contexto, finaliza en la cópula.
Es importante resaltar que antes de llegar a este último paso, que consiste en la acción que el macho realiza para inseminar a la hembra, la cual suele ser descrita con el término penetración, el apareamiento es un conjunto más amplio, en el cual también encontramos las diferentes formas de cortejo.
El cortejo es un proceso que comienza por la selección de un individuo con el objetivo de mantener relaciones íntimas con él, y el consiguiente comportamiento para lograr atraerlo. Si bien en la actualidad este término se usa especialmente para hablar de especies animales, también lo lleva a cabo el ser humano.
Las especies animales, para reproducirse, desarrollan el apareamiento de modo natural. Sin embargo, en algunos casos, el hombre interviene en la reproducción y deja de lado ese apareamiento. Esto ocurre cuando se apela a la inseminación artificial del ganado, por ejemplo. En estos casos, los animales no se aparean para tener crías.
Se conoce como sistema de apareamiento a la estructuración de los comportamientos sexuales. Los vínculos pueden darse en el marco de la monogamia o de la poligamia, dependiendo de la especie. En el caso del ser humano, el sistema de apareamiento es muy amplio ya que existen múltiples tipos de relaciones. Los humanos además suelen desarrollar relaciones sexuales sin fines reproductivos.
La idea de apareamiento también aparece en otros ámbitos que no están vinculados a la sexualidad. El apareamiento de bases es una interacción que establecen las bases nitrogenadas y que permite la hibridación del ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN).
Para conseguir el surgimiento de dichas formas plegadas o hibridadas de los ácidos nucleicos, es necesario que ciertas regiones bien definidas interactúen. Los conocidos científicos Francis Harry Compton Crick y James Dewey Watson, oriundos de Inglaterra y Estados Unidos respectivamente, modelaron un patrón de apareamiento en el cual se puede apreciar la interacción guanina-citosina, adenina-timina, que da como resultado la estructura de doble hélice del ácido desoxirribonucleico.
Otra de las cosas que surge de la naturaleza complementaria de dicho apareamiento es el mecanismo de transcripción y replicación, dos procesos fundamentales para el procesamiento y la transferencia de la información genética. Este fenómeno puede ser tanto intramolecular como intermolecular; por ejemplo, el apareamiento de los ARN de cadena sencilla tiene lugar de forma intramolecular, entre partes de una sola hebra que se complementan, mientras que las bases de una hebra de ADN lo hacen del otro modo, intramolecular, con las de la hebra que las complementa.
Las interacciones que se pueden apreciar durante el apareamiento de bases se ve regido por los enlaces de hidrógeno. Solamente es posible obtener la estabilidad si los pares presentan un grado adecuado de correspondencia geométrica. A lo largo de las décadas desde la primera observación que se realizó del apareamiento de bases, los científicos han descubierto varios tipos; además del ya mencionado de Watson y Crick, destacan el Wobble, el Hoogsteen y el que se da con azúcar orientada en trans o cis.
En la teoría de grafos, el apareamiento es el grupo de aristas que carecen de vértices compartidos en un grafo.
