El origen etimológico del término caracol no está claro, de acuerdo a lo indicado por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario. El concepto alude al molusco con concha que integra el conjunto de los gasterópodos.
Hay caracoles terrestres y otros que son acuáticos. Varias especies son consideradas comestibles, con lo cual forman parte de la alimentación de los seres humanos.
Qué es un caracol
En el sentido más amplio, el caracol es un animal invertebrado (no tiene columna vertebral). Como ya indicamos líneas arriba, pertenece al filo de los moluscos ya que posee simetría bilateral, su cuerpo en la adultez no está segmentado y dispone de tegumentos que no son duros.
El cuerpo de los caracoles está protegido por una concha: una cubierta sólida cuyo componente principal es el carbonato de calcio. De este modo, los caracoles también son testáceos.
En cuanto a la calificación de gasterópodo, refiere a que posee un pie de tipo carnoso que le permite arrastrarse y cabeza con boca y tentáculos. La concha de los gasterópodos, además, está formada por una única pieza y suele desarrollarse en forma de espiral.
Forma de desplazamiento
Una característica muy conocida del caracol es la escasa velocidad que logra alcanzar al andar. Para moverse, combina la elongación y la contracción del cuerpo; estas contracciones de los músculos generan las ondulaciones que llegan al pie.
Para propiciar la locomoción, el caracol fabrica un moco que, gracias a su untuosidad, minimiza la fricción. La sustancia, además, resguarda a los ejemplares del accionar de insectos, hongos y bacterias.
Caracoles acuáticos
Existen miles de especies de caracoles acuáticos. La mayoría de ellas son de agua salada (es decir, marinas), aunque también hay algunas de agua dulce (dulceacuícolas).
Los caracoles acuáticos tienen un opérculo que les permite abrir y cerrar la concha y disponen de branquias en el interior de la cavidad de su manto. Según sus características, estos caracoles se clasifican como cónidos, estrómbidos o haliótidos, por mencionar algunas posibilidades.
Las especies terrestres
Entre los caracoles terrestres hallamos especies como Helix aspersa, Helix Lucorum y Helix pomatia. A la primera de ellas se la menciona coloquialmente como caracol terrestre común o caracol de jardín.
El caracol terrestre común es hermafrodita y tiene hábitos nocturnos y crepusculares. Cuando llega la temporada más seca, puede encerrarse en su concha, generando un bloqueo con su moco.
Es interesante mencionar que al caracol terrestre común se lo considera una plaga debido a que se alimenta de los cultivos. A su vez, son animales muy valorados en la gastronomía francesa y de otras regiones, siendo criados con dicho fin en una práctica conocida como helicicultura.
El caracol como alimento
Se estima que el ser humano ya comía caracoles en la Edad del Bronce. En el Imperio romano, en tanto, habría comenzado su cría en espacios específicos.
Los caracoles pueden cocinarse de distinto modo. Es popular la receta que consiste en hervirlos y servirlos en su propia concha, acompañado de manteca (mantequilla), ajo y perejil. También suelen consumirse en sopa.
Otros usos del término
Caracol también es la denominación que reciben las diversas vueltas de un camino. Por eso a los senderos con diseño o trazado en espiral se los nombra de este modo: «Para llegar al hostal tuvimos que atravesar un camino en caracol», «El Camino de los Caracoles, en la Reserva Natural Villavicencio, ofrece unos paisajes espectaculares», «Si quieres recorrer los caracoles, debes tener mucha experiencia al volante, de lo contrario el viaje resulta muy peligroso».
Otra utilización del concepto refiere a una pieza que es parte de ciertos relojes mecánicos. Con forma de cono, el caracol presenta un surco que permite que la cuerda se enrosque.