
Las cartas de lectores suelen ser una respuesta a una publicación en un diario o una revista.
Una carta de lectores es un mensaje enviado por una persona que lee los contenidos de un diario o una revista. Por lo general estas cartas están motivadas por algo que han leído en el medio de comunicación en cuestión.
Cabe destacar que se llama carta al documento escrito que un sujeto envía a otro u otros con el objetivo de establecer una comunicación. Un lector, por otra parte, es quien tiene la costumbre de leer.


Ejemplos de cartas de lectores
Es habitual que los medios cuenten con una sección de cartas de lectores, donde publican las correspondencias que son enviadas por las personas. Muchas veces las cartas de lectores en sí mismas generan nuevos intercambios de mensajes.
Veamos un ejemplo. Un hombre, al leer en el diario las declaraciones de un médico acerca de la importancia de la donación de órganos, envía una carta al periódico para contar su experiencia. El lector, en este caso, recibió años atrás un trasplante de corazón que le permitió seguir viviendo. El diario, al recibir la misiva, decide publicarla en su sección de cartas de lectores.
Supongamos ahora que una revista publica una entrevista al presidente de la nación. En ella, el mandatario asegura que, gracias a su gestión, mejoró la situación económica de todos los trabajadores del país. La lectora, al tomar conocimiento de esa apreciación, envía un mensaje a la revista, contando que trabaja 10 horas al día y sus ingresos no le alcanzan para cubrir sus gastos básicos, cuando antes su salario incluso le permitía ahorrar. El medio publica esa carta, que a la edición siguiente genera otra respuesta: un lector que, con el afán de rebatir lo expresado por la primera lectora, sostiene que con el actual gobierno logró incrementar su calidad de vida ya que cobra mucho más que antes.
Tomemos otro ejemplo. En un artículo de opinión, un redactor de un portal deportivo sostiene que el seleccionado estadounidense de básquetbol (baloncesto) que compitió en los Juegos Olímpicos de 1992 fue el mejor equipo de toda la historia, contemplando la totalidad de las disciplinas. En el cierre de su columna, el periodista promueve la participación de los lectores, invitándolos a sumarse al debate. En este marco, muchas personas comienzan a enviar sus comentarios, con lo cual se genera un feedback interesante a través de esas cartas de lectores.

Las cartas de lectores contribuyen a la construcción de la opinión pública.
Del papel a lo digital
Durante muchos años las cartas de lectores eran enviadas a la redacción del diario o de la revista a través del correo postal. En la actualidad, en cambio, las cartas de lectores suelen dirigirse a una dirección de correo electrónico. Este modo de interactuar con los medios, sin embargo, ha perdido popularidad ya que hoy en día resulta más simple y directo compartir opiniones, vivencias, críticas y sugerencias en las ediciones digitales o incluso en las redes sociales.
El paso del formato físico al digital ha traído muchos cambios, algunos más positivos que otros, y la pérdida de popularidad de las cartas manuscritas es una de las que más lamentan los amantes de este medio de comunicación. Hasta principios de la década de 1990, muchas personas intercambiaban correspondencia en papel con amigos y familiares de otras partes del mundo, una actividad que resultaba fascinante por varias razones.

A través de las cartas de lectores es posible dar a conocer un punto de vista o una reacción.
El aspecto simbólico de las cartas de lectores
Tocar la misma hoja de papel que la otra persona, respirar el aroma de la tinta y de algún perfume que el emisor decida impregnar en la carta es algo que no encontramos en el correo electrónico de ninguna manera. La comunicación digital basada estrictamente en la escritura mediante un teclado no lleva consigo nada más que mensajes de un punto a otro; una excepción se da con los dibujos hechos a mano, ya sea con ayuda de una tableta gráfica o escaneados.
La carta de lectores era una forma de acercar a los lectores y los realizadores de las publicaciones, no sólo mediante mensajes escritos, sino también de dichos aromas, de dichas texturas, un intercambio de energía que casi rozaba el apretón de manos previo a una conversación. Uno de los factores que la volvían más especial que los actuales comentarios electrónicos era la espera: la ausencia de inmediatez en la comunicación contrastaba claramente con las charlas cara a cara, y la incertidumbre respecto a la fecha de llegada era un ingrediente inquietante a la vez que mágico.
Esa falta de certeza, ese no saber si la carta llegaría, si la leerían y si sería publicada obligaba a los lectores a reconocer su espacio de una manera humilde: con la decadencia de la carta de lectores en pos de los comentarios en tiempo real se ha perdido la noción de la propia relevancia al punto de que muchos usuarios parecen creerse los dueños de las revistas que frecuentan y critican ferozmente a los periodistas con un grado de insolencia que éstos no permitirían (o no deberían permitir) ni a sus padres o amigos.