Las habilidades de negociación integran las competencias laborales.
Las competencias laborales son las destrezas y los conocimientos que se requieren para trabajar en un determinado puesto o sector. Se trata de las habilidades y las aptitudes que una persona debe poseer para desempeñarse con éxito en un empleo.
Cabe destacar que la idea de competencia tiene varios significados. En este caso nos interesa su acepción como la pericia que se requiere para realizar una actividad. Laboral, en tanto, es aquello vinculado a un trabajo: una ocupación remunerada.
Es importante indicar que las competencias laborales incluyen tanto los saberes técnicos y teóricos como la pericia práctica, así como actitudes y virtudes. Puede decirse que se trata del conjunto de recursos que permiten a un trabajador desenvolverse con eficacia en el ámbito laboral.
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ResumenTipos de competencias laborales
Es habitual que las competencias laborales se clasifiquen en dos grandes grupos: las habilidades duras (hard skills) y las habilidades blandas (soft skills).
Las habilidades duras son aquellas competencias laborales que se obtienen mediante el estudio y la experiencia. La formación y educación pueden desarrollarse a través de carreras universitarias, posgrados, cursos profesionales, seminarios y otras propuestas que tienen que ver con la capacitación.
Las habilidades blandas, en cambio, son las competencias laborales vinculadas a aptitudes interpersonales como la comunicación efectiva, la capacidad para el trabajo en equipo y el liderazgo. Otras soft skills son la buena gestión del tiempo, la adaptabilidad, la creatividad y el pensamiento crítico.
Si bien las habilidades blandas pueden incrementarse y ejercitarse, no es posible adquirirlas estudiando. Distinto es el caso de habilidades duras como los idiomas extranjeros, la programación o el conocimiento legal, por mencionar algunos ejemplos.
Otra diferencia es que las habilidades duras son específicas y pueden medirse o evaluarse de forma concreta. Por el contrario, las habilidades blandas son más abstractas y están relacionadas muchas veces con lo emocional.
El manejo de tecnología es una competencia laboral muy importante en la actualidad.
De lo genérico a lo particular
Como se puede advertir, hay competencias laborales que se necesitan en todos los trabajos. La capacidad para la resolución de problemas y la toma de decisiones, por ejemplo, es relevante independientemente de la empresa, el cargo, etc.
La proactividad, la flexibilidad, la empatía y la responsabilidad son otras virtudes que se demandan en todas las compañías. Otras pueden ser más o menos útiles de acuerdo al contexto: dominar el trabajo bajo presión es clave para un piloto de avión, no así para un vendedor de ropa. De igual forma, la innovación es muy apreciada en la industria de la publicidad pero no incide en la labor de un camarero.
Si nos centramos en el conocimiento técnico, tiene validez en un ámbitos específico. Las competencias digitales son indispensables para alguien que gestiona redes sociales corporativas; si observamos a un cirujano, no cambia que sepa o no de marketing digital cuando su función es llevar a cabo intervenciones quirúrgicas. Del mismo modo, la especialización en ciencias de la salud del cirujano es irrelevante para trabajar en arquitectura y diseño.
La persuasión forma parte de las competencias laborales de quienes trabajan en el área de ventas.
Ejemplos de competencias laborales
Supongamos que un hotel busca un nuevo gerente. Al publicar el aviso de búsqueda, menciona el dominio de inglés y portugués y la experiencia en gestión de recursos humanos como requisitos excluyentes, mientras que la capacidad de organización, el manejo de conflictos y la orientación al servicio al cliente son habilidades deseadas. Esto supone que quien se postule y aspire a ser contratado debe contar con dichas competencias laborales para ser tenido en cuenta y luego, si es elegido, para cumplir exitosamente con su función.
Tomemos ahora el caso de alguien que aspira a desarrollar una trayectoria profesional en el área de las relaciones públicas (RR.PP.). Luego de completar la licenciatura en Relaciones Públicas, comienza a cursar una maestría en Comunicación Institucional. Asimismo, apostando por el aprendizaje continuo, toma un curso de escritura y redacción. Con estas decisiones, este individuo apuesta a potenciar sus competencias laborales para progresar en su campo de trabajo.
La autogestión, por otro lado, es clave para quien tiene un emprendimiento o lleva adelante una iniciativa propia. Asumir la planificación estratégica y la gestión financiera son cuestiones que posiblemente aquel que trabaja como empleado no necesite realizare ni conocer, con lo cual no le hacen falta dichas competencias.
Debe tenerse en cuenta que las competencias laborales que se demandan en un sector cambian con el tiempo. Si pensamos en el periodismo, décadas atrás resultaba muy importante saber utilizar una máquina de escribir. Hoy esa habilidad no tiene valor ya que ese artefacto fue reemplazado por la computadora: por eso se necesita tener conocimientos de informática. A su vez, actualmente todos los periodistas deben estar en condiciones de utilizar redes sociales para buscar información, contactarse con otras personas y difundir su trabajo, cuando hace veinte años esa herramienta tecnológica era inexistente. Esto supone que un reportero graduado en 1995 tiene que actualizar sus conocimientos para que sus competencias laborales sigan siendo acordes a las que demanda el mercado.
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