Cuidado es la acción de cuidar (preservar, guardar, conservar, asistir). El cuidado implica ayudarse a uno mismo o a otro ser vivo, tratar de incrementar su bienestar y evitar que sufra algún perjuicio. También es posible cuidar objetos (como una casa) para impedir que ocurran incidentes tales como daños y robos.
Por ejemplo: «Esta noche no puedo salir: me comprometí al cuidado de mi hermanito», «El cuidado de enfermos es una de las actividades más nobles que puede realizar una persona», «Creo que no estoy preparado para tener niños bajo mi cuidado».
El cuidado de los enfermos, los niños y las casas
El cuidado de los enfermos implica controlar su estado con una cierta regularidad. Si una persona está internada, el individuo que lo cuida debe estar atento para, ante cualquier complicación, llamar a un médico o al profesional correspondiente; además, puede ser necesario que lo asista durante sus ingestas y que lo ayude durante su higiene personal, dependiendo de la gravedad de su estado.
En el caso del cuidado de niños, se trata de una actividad que debe ser llevada a cabo por un adulto que pueda actuar con responsabilidad ante cualquier contingencia. Los niños deben ser controlados en sus juegos y actividades cotidianas para evitar que se lastimen y que pongan sus propias vidas en riesgo.
El cuidado de una casa requiere de varias acciones: por un lado, dependiendo de las necesidades y las costumbres de cada persona, se debe mantener un mínimo de higiene y de orden; por otra parte, como se menciona en el primer párrafo, es indispensable protegerla de ladrones y vándalos, sobre todo en las ciudades.
El concepto como advertencia
Cuidado también puede ser una advertencia que pronuncia para que alguien tome precauciones. Incluso el término puede emplearsae como una amenaza.
En este sentido podemos encontrar expresiones como las siguientes: «Cuidado con ese hombre: está borracho y es muy agresivo», «Ten cuidado al cruzar la calle», «Si instalas un nuevo programa, debes tener cuidado para evitar los virus».
Consejos para el cuidado de la salud
Hacer ejercicio
El juegos físico, que puede realizarse a través de la práctica de un deporte o bien caminando o corriendo todos los días, es la clave para mantener la vitalidad, dado que colabora con la tonicidad y la fortaleza de nuestros músculos, a la vez que nos aleja del peligroso sedentarismo extremo. Para obtener los mejores resultados, la constancia y la frecuencia son fundamentales: un mínimo de tres sesiones semanales, buscando sentirnos atraídos por las actividades para evitar el abandono por aburrimiento.
Descansar adecuadamente
El descanso es indispensable para una vida sana y equilibrada. En primer lugar, todos deberíamos dormir entre siete y ocho horas al día, para conseguir una correcta recuperación de nuestros músculos luego de las actividades cotidianas y el ejercicio físico. Entre las ventajas del sueño se encuentran una más eficaz oxigenación y un mayor cuidado de todos los órganos, lo cual repercute en un mejor funcionamiento de nuestro cuerpo.
Cinco comidas al día
No muchas personas son conscientes de que pasar hambre, salteándose una de las comidas esenciales o comiendo de menos, es uno de los peores errores que podemos cometer si buscamos estar en forma y rendir adecuadamente en nuestras actividades diarias. El número ideal de ingestas por día es cinco, intentando que se trate de raciones moderadas; el objetivo no es comer más, sino repartir la cantidad necesaria el mayor número de veces posible.
Comer frutas y verduras
La dieta vegetariana es la mejor para nuestra salud, y es esencial para estar en forma. Entre sus ventajas se encuentra su alto contenido fibroso, que ayuda a depurar el organismo. Las frutas, por su parte, son una gran fuente de vitaminas y minerales que resultan indispensables para nuestro bienestar.
Nada de estrés
No existe una fórmula exacta para evitar el estrés, un camino que nos conduzca a todos a la paz interior. Pero es importante, muy importante buscar la forma de disminuir el nivel de tensión que nos generan nuestras actividades, porque es posible (y considerablemente más sano) vivir tranquilos a pesar de los problemas, intentando resolverlos pero impidiendo que se apoderen de nosotros.