El derecho de asilo es una facultad que dispone cualquier individuo más allá de las fronteras de su país cuando en su tierra de origen o residencia padece una persecución. Se entiende por asilo al refugio y la protección que se le brinda a aquel que es perseguido.
A través de este derecho, por lo tanto, la persona que es hostigada, amenazada o atacada en su nación por motivos políticos, raciales, étnicos o de otro tipo puede solicitar cobijo en un territorio extranjero. Cuando el solicitante de asilo resulta perseguido por delitos comunes, este derecho no puede ser invocado.
Características del derecho de asilo
Cada año millones de seres humanos se ven forzados a dejar su país por persecuciones, crisis humanitarias, catástrofes naturales, conflictos armados y guerras. Según la causa, dicho desplazamiento genera distintas responsabilidades tanto al Estado de donde salen como al Estado al que arriban.
El derecho de asilo puede invocarse cuando el sujeto está en riesgo en el país de su nacionalidad. Tiene que haber un temor fundado, vinculado a un acoso, una situación de violencia generalizada o la violación recurrente y masiva de los derechos humanos. En este marco, los individuos pueden trasladarse a otra nación, evocar el derecho de asilo y demandar reconocimiento como refugiados para acceder a protección internacional, basada en la no devolución (non-refoulement) a la nación donde la víctima se encuentra en peligro.
Esto supone que el solicitante de asilo, una vez que se cumple su petición, no puede ser enviado de vuelta a su país, a diferencia de lo que sucede con el resto de los migrantes. El Estado receptor, en este contexto, asume la obligación de la protección del refugiado y no hay extradición, deportación ni retorno forzoso posibles. Por otra parte, quien pide asilo no puede sufrir un rechazo en la frontera del Estado al cual llega por no disponer de la documentación de viaje que se revisa habitualmente en los ingresos y egresos al país.
Debe considerarse que el derecho de asilo forma parte del derecho internacional humanitario y está reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos que data de 1948. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y otros instrumentos y tratados internacionales definen la figura del asilo y el estatus legal del refugiado. Lo que hacen estas herramientas es indicar cuáles son los motivos que dan lugar al derecho de asilo.
Otras consideraciones
Aunque todas las personas pueden pedir asilo, el estatus de refugiado que se sustenta en el principio de no devolución no se le reconoce a los perseguidos por delitos comunes de gravedad, a quienes cometieron crimenes de guerra y aquellos que llevaron adelante actos opuestos a los preceptos y la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Una vez que se le reconoció el derecho de asilo al demandante, quien pasa a tener la condición de refugiado, debe considerarse que dicho estado es temporal: se prevé que, en algún momento, las condiciones se modifiquen y la protección ya no sea necesaria.
En este sentido, el asilo concluye cuando hay una repatriación voluntaria o cuando las causas que provocaron el desplazamiento forzado (conflicto armado, hostigamiento por activismo político, persecución por motivos de raza, etc.) ya no existen en el Estado de origen.
Otra cuestión importante a tener en cuenta es que las condiciones de acogida de un refugiado incluyen otros derechos, como el derecho a la salud, el derecho a la educación y el derecho al trabajo. En muchos casos, esos derechos deben ser los mismos que corresponden a los nacionales del país. En otras circunstancias, indica la Convención de Ginebra, los refugiados deben recibir el trato más favorable posible, y nunca menos favorable que aquel se le dispensa a otros extranjeros en idéntica posición.
Importancia del derecho al asilo
El derecho al asilo es clave para garantizar la seguridad de personas que, en su país de origen o donde viven, están en riesgo. Gracias a este derecho, el individuo puede instalarse en otro lugar diferente sin que sea expulsado o devuelto al Estado de donde emigró.
De este modo, se preserva la vida del sujeto. Los mecanismos inherentes al derecho de asilo hacen que exista una solidaridad internacional y que el refugiado acceda a la ayuda humanitaria que necesita para subsistir y desarrollarse mientras mantenga esa condición en la tierra de acogida.
Como se puede advertir, el derecho de asilo resulta muy importante para la supervivencia de quien lo invoca. Por eso es esencial que el procedimiento que lleva a reconocer la condición de refugiado se lleve a cabo como corresponde.
El examen de la solicitud de asilo tiene distintas características según el país. Lo habitual es que el pedido deba ser territorial (es decir, el solicitante tiene que hallarse físicamente en la nación), sin que se establezcan condicionamientos temporales (la solicitud puede realizarse incluso años después de que el sujeto haya entrado al territorio). Por otra parte, no suele fijarse una formato obligatorio para el diseño y la presentación de la solicitud. La evaluación, por otro lado, suele estar a cargo de una comisión: mientras se evalúa el pedido, la persona ya cuenta con derecho a la no devolución.
Generalmente, en caso de rechazo de la solicitud de asilo por definir que los temores esgrimidos por el solicitante no tienen fundamento, se le indica al sujeto que debe regularizar su permanencia en el país de acuerdo a los requisitos fijados por las leyes de migración. El rechazo, no obstante, puede ser apelado.